En la ciudad

¡Cuidado, no cruces la esquina! que un coche pasando está tocando la bocina: tra-tá, tra-tá, tra-tá.

Ya va llegando el tren con su negra locomotora, los niños lo ven y lo oyen: chi-tora, chi-tora, chi-tora.

Es hora de ir a la escuela, así lo dijo mamá, viendo el reloj que decía: tic-tac, tic-tac, tic-tac.

La fábrica con su chimenea lo llena todo de humo, y llama con su sirena: rúo-uo, rúo-uo, rúo-uo.

Y la iglesia en la plaza tiene campanas que dan la hora que pasa: din-dan, din-dan, din-dan.

Tibor Sekelj

 

Los coches
En mi calle, todas las noches brillan los faros de los coches.

Contemplo desde mi ventana cómo se arrastran con desgana; pasan lentos y brillantes como escarabajos gigantes.

Dejan tras sí un rastro de plata, de luces verdes y escarlata.

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