Canción del tren
La veloz locomotora,
cual relámpago de hierro
que se tizna, que se dora,
los kilómetros devora
y arrogante y aulladora
cruza el llano y sube al cerro.
De humo blanco empenachada
—negro el hierro, de oro el horno
—, por un túnel enhebrada,
ya tiznada, ya dorada,
con frenética pitada
va anunciándose al contorno.
De los cerros escapada
con zancadas de gigante
va la máquina lanzada
sobre un puente trepidante.
Ante el horno llameante
la silueta del foguista,
por el fuego perfilada,
ya se tizna, ya se dora.
Y en su puesto el maquinista
con mirada vigilante
los peligros avizora.
Vencedora y resonante,
ya dorada, ya tiznada,
allá va desenfrenada
la veloz locomotora…
Germán Berdiales
Trenes
Tren del día, detenido
frente al cardo de la vía.
—Cantinera, niña mía,
se me queda el corazón
en tu vaso de agua fría.
Tren de noche, detenido
frente al sable azul del río.
—Pescador, barquero mío,
se me queda el corazón
en tu barco negro y frío.
Rafael Alberti
el autor german ese poema o lo que sea pues mequede y yo pensaba que me iba aquedar atrasada no por que gracias por que usted hizo apareciera en el computador mil gracias