Una señora muy gorda por el paseo ha roto la farola con el sombrero.
Al ruido de cristales, sale el gobernador:
- ¿Quién es esa señora que me ha roto el farol?
- Dispense, caballero, que yo no he sido; ha sido mi sombrero por atrevido.
- Si ha sido su sombrero, usted lo pagará,
para que su sombrero no lo vuelva a hacer más.
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