Del cañón al cemento

Para conmemorar el fin de unas disputas fronterizas entre dos países sudamericanos, Chile y Argentina, el escultor argentino Mateo Alonzo hizo fundir varios cañones de su país y con el metal moldeó una estatua de Jesucristo.

Esa estatua se conoce con el nombre de Cristo de los Andes. Está situada en lo alto del paso de Uspallata en los Andes, en la frontera entre aquellas dos naciones. Con una mano, el Cristo sostiene una cruz, y con la otra bendice.

Hay otra famosa estatua de Jesucristo en otro país de América del Sur. La estatua es de hormigón armado y tiene la altura de veinte hombres, colocados uno encima de otro. Desde que fue erigida en la cumbre del Corcovado, en Río de Janeiro, Brasil, unos potentes focos la iluminan por la noche. De este modo, la estatua puede verse desde la ciudad las veinticuatro horas del día. También puede verse desde los barcos que navegan por el mar a muchas millas de distancia de ella. La estatua se llama Cristo Redentor.

Cristo de los Andes, en el paso de Uspallata.

Cristo Redentor, en Río de Janeiro, Brasil.

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