Las ruinas más gigantescas que se conservan en Roma son las del Colosseo, un anfiteatro parecido a un estadio de fútbol, en donde se celebraban las luchas de fieras y gladiadores. En sus graderíos de piedra cabían más de cuarenta mil espectadores. Con el paso de los siglos, el Colosseo se ha deteriorado mucho. En la actualidad está en ruinas y la hierba crece entre las grietas de las piedras. Pero miles de turistas lo visitan cada año y admiran en él la belleza y funcionalidad de la arquitectura del imperio romano. Ya no hay fieras en el Colosseo, aunque, nadie sabe por qué, sobre los asientos y bajo los arcos corretean día y noche numerosos gatos. Allí juegan, comen y duermen. Estos gatos no tienen dueño, pero hay quien dice que son los animales mejor alimentados del mundo porque todos los visitantes les echan algo de comer. El Panteón, el Foro y el Teatro de Marcelo son otros antiguos edificios romanos donde abundan los gatos. |
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