Cuando ves una caja con una etiqueta que dice “muy frágil”, ya sabes que no debes dejarla caer, para evitar que se rompa lo que hay dentro. Necesitas palabras que te pongan sobre aviso.
Pero en un hermoso vaso de cristal nadie tiene que poner “muy frágil” para impedir que alguien lo deje caer. Al ver el material de que está hecho, el vidrio, ya te das cuenta de su fragilidad.