Una mujer vivía en una casa muy pequeña y tenía tantos hijos que no sabía qué hacer. Finalmente encontró la solución.
Instaló catorce perchas para los catorce abrigos de sus hijos, y catorce estantes para los catorce pares de zapatos.
Todas las noches miraba las perchas y los estantes para ver si faltaba algún abrigo o par de zapatos. Si veía una percha vacía, o un estante vacío, se daba cuenta de que uno de sus hijos no estaba en casa.
El espacio vacío en una percha o en un estante le indicaba cuál era el hijo que tenia que buscar.
Las perchas y los pupitres vacíos de una clase indican al maestro que algunos de sus alumnos están ausentes.
Una percha vacía o un espacio vacío en un estante pueden decir muchas cosas, sin necesidad de hablar.