Los maniquíes prestan valiosos servicios. Algunos sirven de modelo y ocupan a veces el lugar de las personas reales.
Los propietarios de almacenes de ropa utilizan maniquíes para mostrar el efecto que causan, una vez puestos, los vestidos que están a la venta.
Ningún modelo vivo sería capaz de quedarse en el mismo lugar día y noche, sin descanso, durante largo tiempo. En cambio, los maniquíes sí pueden hacerlo.
Se usan también para realizar cosas demasiado peligrosas para los hombres.
Los ingenieros colocan maniquíes en los coches y, después de provocar choques, averiguan mediante el examen de los maniquíes el daño que pudiera haber recibido una persona real.