Pero ninguno de ellos me conoce tal como soy.
Pueden ver mi exterior y distinguirme de los demás, pero de mi interior sólo coriocen lo que yo les dejo ver. ¿Qué saben de lo que pienso o de lo que siento?
Nada o casi nada.
Hacen falta muchos años de trato y amistad para que puedan conocerme por dentro.
Él y yo, tú y ella; cada uno de nosotros es un yo. ¡Yo! Es una palabra imponente, grandiosa. Todas las personas del mundo la emplean cuando hablan de sí mismas.
Es una de las primeras palabras que aprendí. Y cuando la digo, me refiero a mí mismo.
¿Qué quiere decir «ser yo mismo»?
Ya conozco algunas de las respuestas.
Yo soy un ser humano, y tengo cuerpo de ser humano. Es agradable saber que en parte soy igual que todos los demás seres humanos.
Pero mi cuerpo no es exactamente igual que el de cualquier otra persona. Las células de mis huesos, de mis músculos, de mi cerebro, de todo mi cuerpo, no son como las de los demás. Mi cara es sólo mía.
Mi voz no se parece a la de nadie. Mis huellas dactilares son propias de mi persona, y no hay nadie que las tenga iguales.
Y aún hay más, porque hay algo más en mí que mi cuerpo. También soy especial en otros aspectos: mi manera de pensar, mi manera de sentir, las cosas que considero importantes, el modo que tengo de emplear mi inteligencia, mis manos o mis cualidades.
Todas estas cosas me hacen ser diferente de cualquier otra persona del mundo.
¿Que significa yo para mí?
Ya conozco parte de las respuestas.
Sé que en algunos aspectos soy diferente de las demás personas del mundo. Pero aún no conozco todos los aspectos.
Tendré que pensar acerca de esto.
Puede que me lleve mucho tiempo.
Puede incluso que me pase toda la vida buscando las respuestas.
A pesar de todo, vale la pena.
Mientras busco las respuestas, estaré orgulloso de ser tal como soy, de ser yo mismo.
