LA PALOMA y la hormiga

por Esopo

Una hormigá iba andando con sus tres pares de patas cuando, de pronto, se paró.

—Tengo sed —dijo la hormiga en voz alta.

—¿Por qué no bebes un poco de agua del arroyo? —dijo una paloma que estaba en una rama de un árbol próximo—. El arroyo está cerca. Pero cuidado no caigas en él.

La hormiga fue al río y comenzó a beber.

Un viento repentino la arrojó al agua.

—¡Socorro! —gritaba la hormiga—. ¡Me ahogo!

La paloma se dio cuenta de que tenía que actuar rápidamente para salvarla. Rompió una ramita del árbol con el pico. Después, voló sobre el arroyo con la ramita y la dejó caer junto a la hormiga.

La hormiga se subió a la ramita y, flotando sobre ella, llegó hasta la orilla.

Poco después, la hormiga vio a un cazador. Estaba preparando una trampa para cazar a la paloma.

La paloma comenzó a volar hacia la trampa.

La hormiga se dio cuenta de que tenía que actuar rápidamente para salvarla.

Así, la hormiga abrió sus fuertes mandíbulas y mordió el desnudo tobillo del cazador.

—¡Ay! —gritó el cazador.

La paloma oyó ese grito y salió volando.

Toda buena acción tiene su recompensa.

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