Durante una tormenta en alta mar
con abundancia de truenos y relámpagos, puede suceder
que en la cima de los mástiles y las velas de los barcos
aparezcan llamas fantasmagóricas.
Los marineros no se asustan porque saben que
las llamas son el fuego de Santelmo
que no quemará ni herirá a nadie.
El fuego de Santelmo no es más que electricidad.
Durante la tormenta, parte de la electricidad del aire
se va acumulando en el barco.
Cuando el barco no puede contener más electricidad,
ésta vuelve al aire
con un chispazo de luces misteriosas.
A veces, el fuego de Santelmo
se puede ver también en tierra,
en la punta de las altas chimeneas,
en las agujas de las torres de las iglesias
y hasta en las crines de los caballos
o sobre la cabeza de las personas,
pero sin hacerles ningún daño.