El aire está lleno de polvo,
de nubes de polvo como las que levantan los coches y de pequeñas briznas que sólo puedes ver en el rayo de sol que entra en tu habitación.
El polvo no sólo está formado por trocitos de tierra sino por pequeños fragmentos de las cosas más variadas: alas de murciélagos y mariposas muertas, trozos secos de piel de gusanos,
partículas de rocas desgastadas por la lluvia y el viento, granos del humo que sale de las chimeneas, polen de las flores y trocitos de hojas secas, diminutas gotas de vapor de agua.
Si miras una muestra de polvo con un microscopio podrás ver infinidad de fragmentos de la más variada procedencia.
El polvo flota en el aire y se deposita en todas partes,
sobre la superficie de los muebles y bajo tu cama.