Las plantas se mueven constantemente. Pero se mueven con tal lentitud que apenas nos damos cuenta de ello.
En vez de moverse yendo de un lugar a otro, como los animales, las plantas se mueven mientras crecen. Al crecer, las plantas se retuercen y se extienden dirigiendo sus hojas hacia la luz.
Algunas enredaderas se enrollan alrededor de un árbol. Otras, como las parras o los guisantes de olor, tienen unos pequeños brazos llamados zarcillos. Estos brazos se alargan y se enrollan a unos palos o postes que se colocan para ayudar a las plantas a que crezcan.
Muchas flores mueven sus pétalos. Los abren ampliamente por la mañana y los cierran por la noche. Las hojas de ciertas plantas hacen lo mismo.
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Algunas plantas producen semillas y frutos que se mueven. El serbal arroja sus semillas maduras. Hay una hierba cuyo fruto, pequeño y seco, presenta una cola larga y retorcida. Cuando el tiempo es húmedo y la tierra blanda, la cola se desenrosca y el fruto, delgado y puntiagudo, se introduce en la tierra.
La semilla de una planta llamada Sebastiana parece moverse por sí sola. Pero esto no sucede realmente. Una clase de mariposas ponen sus huevos en las semillas, un huevo en cada una. A veces, la oruga, que vive en el interior de la semilla, sacude su cuerpo con todas sus fuerzas. De este modo la semilla salta.
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