Imagínate algo tan peligroso que mata a todo el que se le acerca. Sólo puedes acercártele si te colocas detrás de una pantalla que está en una habitación especial, dentro de un edificio también especial. Pero, ¿qué pasaría si tuvieras que acercarte a ella? ¿Cómo la harías funcionar sin acercarte a ella? Puedes usar unos brazos y manos mecánicos, llamados dueño-esclavo, para que te ayuden a realizar tu trabajo sin peligro.
Este aparato se llama dueño-esclavo porque consta de dos partes: el dueño y el esclavo. El dueño tiene dos palancas, una para cada una de tus manos. Las palancas están conectadas a los polos, llamados brazos. Tú controlas al dueño y el dueño controla al esclavo. El esclavo tiene dos garras que van unidas a otros dos brazos. Los brazos del esclavo van conectados al dueño por alambres.
La parte llamada esclavo hace todo lo que tú ordenas al dueño. Por ejemplo, si tú mueves las manos del dueño a la izquierda, pones en marcha una corriente eléctrica. La corriente circula por las manos del dueño, por los cables que la conectan, y llega hasta las manos del esclavo. Entonces, éstas giran a la izquierda.
¿Qué ocurre si quieres que el esclavo doble un cable de acero que tú no puedes torcer porque es demasiado grueso? Puedes escoger una «fuerza de radio» de uno a cinco. Esto significa que si usas una fuerza de un kilo en el extremo del dueño, el esclavo usará una fuerza de cinco kilos en su extremo. Puedes conseguir que los brazos tengan más fuerza, pero no que sean más inteligentes que tú, el dueño del dueño.
El dueño-esclavo puede hacer otras muchas cosas, pero no puede hacer nada sin ti. Es sólo una máquina que te ayuda a ampliar tu alcance.