¿Te gustaría un caramelo de forma cilindrica, grueso como el tronco de un árbol y alto como tú mismo ?
¿ O preferirías tal vez que fuera alto y redondeado como un poste de telégrafos o tan largo y delgado como una manguera de riego ?
Los bastoncitos de caramelo presentan este aspecto antes de salir de fábrica. Primero, el azúcar se reduce a una masa informe y blanda; después, una parte de ésta se colorea de rojo. Por último, el azúcar blanco y el rojo se unen y entrelazan. Así es cómo se forma un bastón redondeado, grueso como un tronco de árbol y alto como tú mismo.
En seguida, ese bastón se va alargando y adelgazando hasta parecer primero un poste de telégrafos y después una manguera para regar el jardín. En este momento, el delgado bastoncito de azúcar se corta en trozos y queda listo para ser vendido en las confiterías.
Redondeo de la pasta