¿Qué materia es tan dura que un volcán hirviendo no la puede fundir, ni el papel de lija arañar, ni la pisada de un elefante romper? ¡Un diamante! Sin embargo, los cortadores de diamantes pueden cortarlo con un solo golpe de martillo. Pero, antes de golpear, estudian, examinan y piensan durante semanas, meses e incluso años para averiguar cuál es el punto débil del diamante. Finalmente, cuando lo encuentran, practican en él una pequeña hendidura valiéndose de otro diamante. La hendidura es el lugar donde tienen que golpear. Introducen entonces una delgada lámina de acero en la hendidura, aguantan la respiración y dan un solo golpe con una pequeña maza. Si se golpea en el sitio indicado, el diamante se parte en dos. Pero si no se acierta en el punto exacto, el diamante se parte en miles de pedacitos. | |
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