Agua, comida y aire limpios para la ciudad

El agua se ha de depurar antes de usarla. Un equipo de especialistas que trabajan en una planta de depuración se encarga de depurar el agua a través de arena para eliminar la suciedad.

Después, añaden ciertos productos químicos para eliminar los gérmenes nocivos. En algunas ciudades, el agua es pulverizada en el aire para refrescarla.

Una vez limpia, el agua puede destinarse a sus distintos usos: bebería, cocinar con ella, bañarse y lavarse o aprovecharla indistintamente.

Los inspectores de higiene y sanidad cuidan de que la comida se halle en buenas condiciones. Controlan la higiene de restaurantes, mercados, lecherías y demás establecimientos de alimentación.

Ciertos inspectores trabajan para que el aire esté limpio. Enseñan a los propietarios de las fábricas cómo evitar la polución del aire producida por los humos y gases.