Escribir un cuento no es difícil. Lo que he de hacer es escoger un protagonista —una persona, un animal, o lo que quiera—, situarlo en un escenario —un campo, una plaza, una fábrica— y hacerlo entrar en relación con las personas, animales o cosas que hay a su alrededor. Cuanto más interesantes sean estas relaciones, más bonitas serán las aventuras del cuento.
Un viaje a la Luna
Si yo fuese a la Luna, no me marchaba sin despedirme de mi novia. Y no os extrañéis, porque creo que otras veces ya habéis hecho lo mismo.
Iba con María Rosa.
Me ponía a 20.040 por hora.
Vi en primer lugar una flor. Y la señora dijo: ¡Cómo me gusta esta flor!
Y cuando me asomé para cogerla, caí aquí abajo y fue María Rosa quien continuó.
Fue subiendo y llegó a la Luna muy cansada. Después se distrajo y el avión cayó aquí abajo. Ella cayó también a mi lado y me preguntó si yo había llegado bien de salud.
Y yo:
—¡Me estropeaste el avión! Ella empezó a llorar y yo dije:
-¡No llores, que no vale la pena! Pero otra vez procura no pedir flores.
Pero yo ya estaba muerto. Entonces empezaron a llorar y entonces desperté.
Y así terminó mi viaje a la Luna.
Víctor Manuel (8 años)
Historia de una bolita amarilla
Aquí había un huevo muy ce-rradito, ¿lo ve?
Después se abrió el pollito. Después llegó un pato y le dijo:
-Has de salir de este huevecito.
— No quiero salir de aquí porque está caliente.
-Si no quieres salir de aquí, eres pequeño. Ve a pasear, ve a ver las flores, ve a ver el mundo tan bonito, las niñas vestidas de rosa, ve a ver los pececitos.
—Yo no quiero salir de aquí porque está calentito.
— Eres un miedoso. ¿Por qué no quieres salir de aquí? ¡Ve a pasear!¡Eres un tonto!
— No soy ningún tonto. El tonto lo eres tú.
— En un día tan bonito, ¿por qué no quieres nacer? ¡Ve a pasear!
— Pero a mí me gusta estar aquí porque está calentito. Y el pato dijo:
—Ve, que el Sol también está calentito y tiene colores bonitos y los niños a la hora de la merienda siempre andan por aquí al acecho. ¿Has comido?
-No.
-Ve a probar las hierbas—dijo el pato.
Y el pollito dijo:
—¡ Huy! No me gusta la hierba.
-¡Qué pollito más miedoso!
Y después se fueron a pasear y el pollito encontró una gallina amiga de su madre.
Y después, aquella amiga de la madre del pollito dijo:
-¿Dónde está tu madre?
-Está en casa.
-¿Dónde está tu casa?
– Está lejos.
– Pues ve a tu casa. Si no quieres ir a tu casa, ven a la mía que tengo cosas muy bonitas. ¡Anda, ven!
Y el pollito:
-Ahora hace mucho frío. Prefiero irme al huevo. Y después… Ya está.