La parte del lápiz que escribe se conoce con el nombre de mina. Los fabricantes de lápices mezclan arcilla con una sustancia llamada grafito y obtienen así un polvo de aspecto semejante a la harina. Ponen esta mezcla en una máquina que tiene una placa con gran número de pequeños agujeros por los cuales sale la mezcla convertida en largos filamentos a modo de cuerdas. Estos filamentos se dejan secar en el homo. Las minas, una vez secas, se colocan en ranuras abiertas en delgados bloques de madera de igual forma y tamaño, se pone encima otro bloque igual y se encolan ambos. Por último, se hace pasar el conjunto por una máquina que los corta y los transforma en lápices nuevos y flamantes como los que usas para escribir. |
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