No quiere comer viruta el burro del carpintero; se está quedando delgado y rebuzna lastimero.
No tiene trabajo el pobre carpintero.
Ha vendido la sierra, la lima y el plumero.
Subido en el burrito, trotando en el sendero, llegaron hasta el bosque en busca de alimento.
La ardilla se asomaba, mirando por el hueco, y el búho les decía:
«¡Aquí estaréis contentos!»
El amo come nueces; el burro, tronchos tiernos; y, ya todo arreglado, aquí termina el cuento.
Gloria Fuertes