¡Atención, navegantes!


 

El cabo Hatteras es conocido también por el apelativo de «cementerio del Atlántico» a causa de los numerosos barcos que han naufragado en sus proximidades.

Indudablemente, saldrías corriendo si oyeras que llega Barbane-gra. Barbanegra era un pirata inglés, cruel y sediento de sangre. Su verdadero nombre era Edward Teach, pero como tenía los cabellos negros y lucía una hirsuta y larga barba negra, se le daba el apodo de Barbanegra.

Al mando de su tripulación pirata, surcaba con su barco las aguas costeras de Carolina y Virginia y atacaba cualquier navio que veía. Robaba los cargamentos y asustaba a la gente, sobre todo a quienes vivían cerca de la costa.

Finalmente, un gobernador ordenó que Barbanegra fuera capturado vivo o muerto. Los hombres del gobernador cogieron muerto al pirata en la costa de Carolina del Norte. Esta misma costa en la que murió Barbanegra es la actual zona de recreo del cabo Hatteras. En este cabo, al borde del océano Atlántico, hay sol, arena y buena pesca, y allí acuden numerosas personas a disfrutar de sus vacaciones.

Los marinos que navegan por la costa no temen ya a los barcos piratas, pero deben avanzar con cuidado. Cientos de barcos han naufragado en las aguas poco profundas del extremo del Cabo Hatteras, a pesar de que la luz de un faro, pintado de colores y construido hace mucho tiempo, les advierte que se alejen de este cementerio del Atlántico en el que halló la muerte Barbanegra.

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