La gente me habla. Suenan las bocinas de los coches. Los perros ladran. En algún lugar cercano se oye música. Sé que existen todos estos sonidos porque mis oídos y mi cerebro trabajan juntos.
Mis oídos transforman los sonidos en mensajes. Los nervios de mis oídos llevan los mensajes h^sta el cerebro. Mi cerebro los interpreta. He aquí cómo ocurre todo esto:
Los sonidos forman ondas en el aire. Estas ondas entran en mi oído y golpean contra la membrana del tímpano. La membrana se mueve al ser golpeada por las ondas.
Cuando la membrana de mi tímpano se mueve, golpea tres huesecillos llamados martillo, yunque y estribo. Al golpear estos huesecillos uno contra otro, el estribo entra y sale de un agujero situado en un órgano que se parece a la concha de un caracol. Este órgano es la cóclea. Dentro de la cóclea hay nervios y líquido. Mientras el estribo entra y sale por el agujero de la cóclea forma ondas en el líquido. Las ondas golpean los nervios.
Cuando esto ocurre, los nervios llevan mensajes hasta mi cerebro. Mi cerebro me dice que hay un sonido. Y me dice qué clase de sonido oigo.
De este modo, cuando alguien me habla, le entiendo. Si suena una bocina, lo sé. Y si ladra un perro, también me entero. ¡Yo oigo!