Un laberinto de tumbas

En Roma, los primeros cristianos excavaron túneles subterráneos para enterrar a sus muertos. Pero las catacumbas eran algo más que cementerios subterráneos. Los cristianos sabían que sus enemigos respetaban los sepulcros, por esto iban a esconderse en las catacumbas cuando se hallaban en peligro y celebraban en ellas sus ceremonias religiosas.

Los visitantes de las catacumbas pueden ver hoy, pintados en la pared, ramas de olivo, peces, palomas y otros símbolos. Sólo los cristianos conocían el significado de ellos: por ejemplo, las ramas de olivo simbolizaban la paz.

Las catacumbas ocupaban una gran superficie, pero algunas de ellas han quedado cegadas por derrumbamientos. Si vas a Roma, capital de Italia, podrás ver algunas de las mejor conservadas bajo la iglesia de Santa Inés Extramuros. Pero tendrás que ir con un guía, porque podrías perderte en el laberinto de subterráneos.

Las catacumbas de San Sebastián, en Roma, son algunas de las galerías subterráneas en las que los cristianos enterraban a sus muertos. Con frecuencia, las paredes de las catacumbas están cubiertas de frescos.