-Pintad mis mayúsculas de oro —ordenó el rey.
—Haced las mías de plata -dijo la reina.
—Iluminad las mías con muchos colores —exclamó la princesita.
Los reyes y reinas que vivían hace muchos años mandaban a veces que les decoraran los libros con determinado color.
Los libros de aquellas épocas se escribían y decoraban a mano, trabajo que realizaban unos hombres llamados copistas.
El grabado de la página adjunta muestra el trabajo de uno de ellos. Fíjate en la mayúscula. Es tan grande y tan llena de color que parece llenar toda la página. Así se explica, quizá, por qué las letras decoradas como ésta se llamaban “ilustraciones”.
La palabra “ilustrar” proviene del latín y significa “dar luz”. Y esto es lo que hacían los copistas: “ilustraban” o iluminaban las letras mayúsculas con brillantes colores.
Se tardaba mucho en escribir y adornar un libro ilustrado de esta manera. Hoy son tan caros que muy poca gente puede permitirse el lujo de comprarlos.
Ya casi nadie tiene libros de esta clase, a excepción de las bibliotecas, los museos o las tiendas de los anticuarios.