No existe un número que sea el más grande.
Pero ¿hay alguno que sea el más pequeño?
Bien, el uno es el más pequeño de los números con que contamos. Pero no es en realidad el más pequeño de todos los números.
Verás. El número uno puede dividirse ^partirse— en números más pequeños llamados fracciones. Puedes hacer del uno dos partes llamadas medios. O tres partes llamadas tercios. También puedes dividirlo en cuartos, quintos, sextos, séptimos, octavos, novenos, décimos, y así sucesivamente. Puedes dividirlo en cien partes, llamadas centésimas. Dividirlo en mil milésimas o incluso en millonésimas.
¿Cuál es, entonces, el número más pequeño? ¿La millonésima?
No, porque incluso una millonésima puede dividirse en partes más pequeñas. Una millonésima puede dividirse en mitades, tercios, décimos, centésimos e incluso millonésimos.
Del mismo modo que no existe el número mayor, tampoco existe el más pequeño. Cualquier número puede dividirse en fracciones o partes más pequeñas. Cualquier fracción puede dividirse en fracciones o partes aún más pequeñas. Cualquier fracción puede dividirse en otras menores. Y las fracciones menores pueden también dividirse. Así pues, igual que los números pueden crecer infinitamente, también pueden hacerse menores infinitamente.