Allá en lo alto, muy lejos del azul y blanco globo terráqueo, una extraña máquina de forma muy parecida a un molino de viento avanza veloz por la infinita oscuridad del espacio. Es una sonda espacial enviada desde la Tierra en busca de información sobre otros planetas. En unos pocos meses, la Tierra no será más que un brillante punto de luz detrás de la sonda.
Antes de poder enviar desde la Tierra una sonda de este tipo, que ha de viajar a Marte,
Venus u otros planetas, han de resolverse muchos problemas.
Un vehículo espacial ha de ser lanzado a cierta velocidad para vencer la atracción de la gravedad. El vehículo debe seguir un camino que le conduzca donde el planeta va a estar, no donde estaba en el momento del lanzamiento. Todos estos complicadísimos problemas de peso, velocidad y dirección los resuelven los matemáticos.
Muchas personas utilizan las matemáticas en su trabajo diario; pero para los matemáticos, son su trabajo. Los matemáticos inventaron el complicado laberinto de alambres y palancas que permiten miles de llamadas telefónicas a la vez. Y son también ellos quienes recogen mucha de la información destinada a los ordenadores, esos ordenadores que resuelven rápidamente problemas que las personas tardarían meses en resolver.
Los matemáticos también son profesores en escuelas y universidades. Y otros se dedican únicamente a pensar en nuevos modos de usar números y figuras para resolver problemas.