Yo no he dejado de crecer desde que nací. Hay veces que me pregunto a quién me pareceré cuando sea mayor. ¿Seré como mi padre? ¿Llegaré a ser tan alto como él? ¿Me pareceré a mi madre? ¿Tendré unas manos tan bonitas como las suyas ?
Me pareceré un poco a mi padre y otro poco a mi madre. Y tendré algo de mis abuelos y de mis bisabuelos.
Esto se debe a que tanto en el óvulo como en el espermatozoide que se unieron para formarme había unas células pequeñísimas llamadas genes.
Cada gen es una especie de orden. Un gen decía qué altura he de tener. Otro se encargó de determinar el color de mi cabello. Otro decía cuál había de ser el color de mis ojos. Había millares de tales genes. Todas las órdenes juntas venían a ser como los planos de una casa. Entre todos hicieron que yo llegara a ser como soy.
¿A quién me pareceré cuando sea mayor? Seré un poco como mi padre, y otro poco como mi madre; también me pareceré a mis abuelos. Pero, sobre todo, me pareceré a mí.