Yo huelo un pastel de chocolate. En realidad, el aroma está formado por pequeñas partículas que se han separado del pastel y flotan en el aire. Las partículas se llaman moléculas. Las moléculas son muy pequeñas y no se pueden ver. Pero no son capaces de engañar a mi nariz.
Dentro de mi nariz hay muchos nervios en forma de cabello. Cuando un olor entra por mis orificios nasales, los nervios envían el mensaje a mi cerebro. El cerebro me dice qué huelo.
El sentido del olfato también hace que mi cuerpo tenga más facilidad para digerir los alimentos. Cuando huelo algo que me gusta comer, el cerebro envía mensajes a las glándulas que producen la saliva y los jugos gástricos. Se me hace la boca agua y las glándulas que producen los jugos gástricos empiezan a trabajar incluso antes del primer bocado.