Mi sangre transporta oxígeno a mis células.
Todas las células de mi cuerpo lo necesitan para vivir. Las células de los músculos, de los huesos y del cerebro necesitan oxígeno.
Todas las células de mi cuerpo expulsan materias que mi cuerpo no puede usar, llamadas productos de desecho. Las células de los huesos, de los músculos y del cerebro expulsan productos de desecho.
Mi sangre transporta los productos de desecho lejos de mis células. Los productos de desecho deben ser retirados de mi sangre. Esto ocurre cuando la sangre pasa por mis riñones. Los riñones están detrás de mi estómago y cerca de la columna vertebral.
Los productos de desecho forman un líquido en mis riñones. Este líquido se llama orina. La orina circula por unos tubos hasta recogerse en mi vejiga urinaria. Hay otro tubo que va desde la vejiga urinaria hasta el exterior de mi cuerpo, que se llama uretra.
Mi cuerpo tiene entre tres y cinco litros de sangre. Si me hago un corte y pierdo un poco de sangre, mi cuerpo la fabrica nueva para ocupar su sitio.
Las células de la sangre se fabrican dentro de mis huesos. Cada segundo se forman células nuevas. En menos tiempo del que se tardaría en contar hasta doscientos, mis huesos pueden formar más de cien millones de células nuevas para mi sangre.