Cada día, de un modo u otro, empleo los brazos y las manos, la cabeza u otras partes de mi cuerpo para expresarme.
Cuando un niño duerme me pongo un dedo en la boca. Esto quiere decir: “¡Silencio, por favor!”
En la escuela levanto mi mano para pedir turno para hablar.
Cuando voy en bicicleta, estiro el brazo para indicar a las personas que van por la acera o que circulan en coche que voy a girar.
De cuando en cuando me siento tímido. Me resulta difícil responder a las preguntas. Pero puedo decir “sí” o “no” con mi cabeza. Si encojo los hombros, quiero decir “no lo sé”.
A veces me gusta estar quieto. Esto también puede tener su significado.
Por todo esto digo que todo mi cuerpo habla.
![](https://elmundodelosninos.org/wp-content/uploads/2020/07/image-35.png)
![](https://elmundodelosninos.org/wp-content/uploads/2020/07/image-34.png)
![](https://elmundodelosninos.org/wp-content/uploads/2020/07/image-33.png)
Hablar, escuchar, observar
Yo hablo de muchas maneras. Casi siempre hablo con palabras. Pero a veces hablo con sonidos que no forman palabras. Y a veces lo que hago habla por mí.
No tan sólo oigo, también escucho. Mi cerebro decide lo que voy a decir. Y a veces mis ojos me ayudan a comprender el mensaje.
Hablar, escuchar y observar son tres modos de aprender cosas de mi mundo y de la gente que vive en él.