Muchos días, por la mañana, gotas de rocío cubren las hojas de los árboles, brillan suspendidas en los hilitos de una telaraña o en las finas hojas de la hierba.
Pero por la noche no hay rocío
ni en las hojas ni en los hilos de la telaraña
ni en las hierbas del campo. ¿Por qué?
El rocío sólo se forma cuando una masa de aire húmedo entra en contacto con cosas más frías que ese aire.
Al tocarlas, el aire se enfría y,
al enfriarse, deja parte de la humedad que tiene
sobre las cosas que toca.
Esta humedad es la que forma
las gotitas de rocío sobre hojas y telarañas.
Tú puedes hacer rocío con tu aliento. Cuando el cristal de la ventana está frío, alienta sobre él durante un ratito. Primero se empañará el cristal y luego se irán formando, poco a poco, gotitas que, al unirse unas con otras, resbalarán cristal abajo.
Eso es el rocío.