A principios del siglo XVIII, un general inglés y su ejército trataron de apoderarse de un fuerte español llamado Castillo de San Marcos, en Florida. Sus hombres acamparon fuera del fuerte y comenzaron a disparar los cañones. Pronto descubrieron que sus balas rebotaban en los muros del fuerte o se quedaban clavadas como pasas en un pastel. Cuando el general se dio cuenta de que sus hombres estaban malgastando las balas, ordenó detener el fuego y la batalla. Los españoles habían ganado.
Las piedras que los españoles usaron para construir aquel fuerte eran unas piedras duras, hechas de trocitos de concha, coral, arena y piedra caliza. Las habían encontrado en la costa del este de Florida, en la pequeña isla Anastasia. Las llamaban coquinas o conchas pequeñas.
Hoy, en la Florida, se usan piedras de coquina para construir carreteras y edificios. Si vas por las playas de Florida es posible que encuentres pedazos de coquina.
Castillo de San Marcos, Florida