El viento erosiona acantilados y colinas. Pero a veces forma terrenos nuevos.
Esto sucede cuando el viento sopla, durante miles y miles de años, en las regiones áridas y en los cauces de los ríos secos. El viento levanta polvaredas de tierra y la arrastra a otros lugares donde cae al suelo y forma grandes depósitos de color amarillo claro llamados loess.
Luego, cuando llega la tempestad y llueve mucho, el agua convierte el loess en una masa compacta y al mismo tiempo excava en él profundos barrancos y riscos escarpados de rocas blandísimas.
El loess es tan blando que puedes desmenuzarlo con las manos.