Cuando el mar está tranquilo da gusto tumbarse en la playa con los pies al borde del agua.
Pero este mismo mar tranquilo puede embravecerse convirtiéndose en una marea de fuerza pavorosa y destructora.
Esto sucede cuando hay un maremoto.
Olas altísimas se abaten con gran estruendo sobre la costa e invaden las orillas del mar destruyendo o estropeando lo que hallan a su paso. Las olas producidas por un maremoto pueden derribar los árboles como si fueran cerillas y arrasar las casas como si fueran castillos de naipes.
Un maremoto es provocado por un terremoto que tiene lugar en el fondo del mar o en la costa o por la erupción de un volcán submarino.
Con la misma rapidez con que empieza, el maremoto acaba, las aguas vuelven a su sitio y el mar vuelve a la calma.