Cuando un coche se cubre de barro, se ensucia o se llena de polvo, el propietario lo lleva a un garaje para lavarlo. El empleado de servicio lava el coche dándole una ducha con una manguera y limpiando la suciedad con un cepillo. A veces emplea cepillos de mano, pero otras hace su trabajo una máquina provista de grandes cepillos giratorios a modo de ruedas. Mientras giran, esos cepillos van frotando enérgicamente los lados y el techo del coche. Otros cepillos más pequeños limpian las ruedas. Los trenes y autobuses se limpian también haciéndolos pasar lentamente por duchas de agua y por grandes cepillos que frotan los lados.
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