Hay que hacer algo con la chatarra, de lo contrario el mundo se vería cubierto de ella. Por ello, se acumula en unos grandes depósitos para poder utilizarla o destruirla.
Parte de esta chatarra, como las piezas mecánicas de automóviles en desuso o las ruedas de un cochecito roto, se destina a la venta. Otra parte, como la vieja bañera o la carrocería de un coche destrozado, se funden de nuevo. Unas grandes máquinas la prensan hasta reducirla a bloques cuadrados. Después, estos- bloques se llevan a una fundición. Con la chatarra fundida se fabrican nuevas bañeras, nuevos automóviles y otros objetos de metal.