El esqueleto de las casas


Esqueleto de un edificio en construcción


El mismo edificio una vez terminado

Sin huesos, no podrías mantenerte en pie. Caerías al suelo como una marioneta sin hilos que la sostengan. Una casa sin esqueleto se vendría abajo del mismo modo. Sin embargo, el esqueleto de una casa no está constituido por huesos como los nuestros, sino por hormigón armado.

Para construir un edificio se necesita, antes que nada, hacer los cimientos, es decir, una sólida base de hormigón. Sobre ésta se levanta el esqueleto de la casa. Los carpinteros cortan, ensamblan y unen

tablas de madera para formar una especie de paredes entre las cuales los albañiles vierten el hormigón. Esas paredes pueden quitarse unos diez días después, cuando el hormigón ya se ha endurecido. Así se forman pilastras lo bastante resistentes para sostener una casa. Ahora, el esqueleto ha quedado listo y a punto de ser recubierto. Forman su piel las paredes de ladrillo y los tabiques de madera, revestidos de hojas de amianto o rollos de papel embreado que proporcionan a la casa calor en invierno y fresco en verano.

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