Colmillos de elefante y teclas de piano

Un pianista golpea colmillos de elefante para interpretar una pieza de música. ¡Pero no lo hace sobre el elefante directamente, claro! Después que éste muere, hay que extraerle los colmillos, limpiarlos y pulirlos hasta que queden blancos y relucientes. Son como el marfil, porque en realidad «son» marfil.

En la fábrica, una máquina los corta en forma de tiras lisas y delgadas que posteriormente se mandan a la fábrica de pianos. En ésta, unos hombres las encolan sobre las teclas del piano que se usará en las salas de concierto.

Y así ocurre que cuando el pianista interpreta una obra musical, en realidad está poniendo sus dedos sobre unos trocitos de colmillo de elefante.

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Carol nina

Que crueldad!
Y la realidad es otra, mentirosos, hipócritas, asesinos

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