De noche, cuando las calles están desiertas y la ciudad duerme, los barrenderos y sus camiones comienzan el trabajo.
La barredera lleva grandes cepillos dispuestos lateralmente; el conductor debe maniobrar con mucha atención y pasar muy cerca de los bordillos de las aceras para que los cepillos mecánicos puedan barrer los desperdicios.
Los desperdicios que hay en la calle son absorbidos por un gran cepillo de plástico, colocado en la parte delantera del camión, que gira continuamente.
Durante el día, un equipo de barrenderos va dando vueltas por la ciudad, recogiendo la basura de las calles. Pasan sus escobas a lo largo de los bordillos de las aceras, recogen la basura con una pala y la ponen en el basurero de su carrito.