Si te vas a bañar a las playas inmensas de la bahía de Mont Saint-Michel, debes procurar no quedarte dormido en la arena, pues durante la marea alta el mar inunda la playa y el nivel del agua sube tanto que podrías verte en apuros.
Esta bahía se encuentra en la región francesa de la Mancha, frente a Inglaterra. En ella, sobre una alta roca de granito, había un monasterio. Durante la marea baja se elevaba airoso sobre kilómetros de playa; durante la marea alta, quedaba convertido en una isla.
En tiempos pasados, Francia e Inglaterra sostuvieron luchas muy cruentas. Los ingleses invadían a menudo las costas francesas de Normandía y Bretaña, y por eso el rey francés decidió edificar en esta zona una gran fortaleza que la defendiera. Convirtió el monasterio en un castillo e hizo al abad comandante de la fortaleza. Desde entonces, los ingleses jamás pudieron tomar esta plaza fuerte, aunque lo intentaron muchas veces.
Mont Saint-Michel es un lugar tan aislado e inaccesible que durante la Revolución Francesa fue convertido en prisión política.
Hoy día ya no hay que esperar a que baje la marea para llegar al monasterio; se ha construido un dique de un kilómetro y medio que lo une con tierra firme.
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