Pepito quería ir al cine y Juanita a nadar. Optaron por echar una moneda al aire para decidir qué harían.
—Escoge —invitó Pepito lanzando la moneda al aire.
—Las cruces nunca fallan —declaró Juanita.
Y, desde luego, no fallaron. La moneda aterrizó con la cruz hacia arriba.
—¿Ves? —dijo la chica—. Ya te advertí que las cruces nunca fallan. ¡A nadar!
¿Crees que Juanita tiene razón? ¿Crees que la cruz sale más veces que la cara ? ¿ O crees que, generalmente, sale la cara?
Haz un experimento. Dibuja una línea en medio de una hoja de papel. En la parte de arriba, a un lado de la línea, escribe “caras”.
Al otro lado escribe “cruces”. A continuación lanza al aire una moneda cincuenta veces.
Cada vez que salgan caras, haz una marca
debajo de donde has escrito “caras”. Si salen cruces, donde pone “cruces”.
Cuando hayas lanzado la moneda cincuenta veces, cuenta las marcas de las “caras” y las de las “cruces”. Verás que hay casi las mismas. Puede que haya unas cuantas caras más, o unas cuantas cruces, pero la diferencia no será mayor de dos o tres. Y si tiras la moneda al aire otras cincuenta veces, los resultados serán casi los mismos.
Cuando lanzas una moneda, las posibilidades de que salgan caras son exactamente las mismas que de que salgan cruces. No puedes esperar que te salgan unas más que otras.
Pero imagina que te hayan salido diez caras seguidas. Entonces, ¿qué? La próxima vez ¿hay más posibilidades de que salga cara o cruz ?
Las posibilidades son exactamente las mismas de que te salga otra cara o de que te salga una cruz. Nada ha cambiado, como descubrirás en cuanto lances la moneda varias veces.
