Había un problema en la forma en que al principio se medían las cosas con los brazos, manos y dedos. Algunas personas tenían los brazos más largos, los pies más grandes y las manos más anchas que otras. Si tú y tu padre usáis vuestros pies para medir dos tablas que hayan de cortarse a la medida de cinco pies de largo, la tabla de tu padre será más larga, ya que sus pies son mayores.
La gente se dio cuenta en seguida de que una medida como, por ejemplo, el pie, tenía que ser siempre la misma. En otras palabras,
necesitaban unidades de medida estándar. De esa manera, la unidad de peso, longitud o de cualquier otra cosa que usara una persona, sería siempre la misma.
Los antiguos egipcios quizá fueran los primeros en usar medidas estándar de longitud y peso. Por ejemplo, tenían una unidad de longitud llamada codo. Para obtener esta longitud midieron el brazo de alguna persona, probablemente el del faraón, desde el codo hasta la punta del dedo del medio. Entonces hicieron una barra de granito negro que tenía exactamente esta longitud.
La barra era el codo oficial, equivalente a 53 centímetros.
A partir de entonces, cuando un operario de cualquier parte de Egipto medía algo en codos, no usaba su propio brazo, sino un patrón, igual que nosotros usamos la regla o un metro.
Hace unos seis mil años, los egipcios tenían una unidad de peso estándar que se llamaba beqa. Una beqa pesaba lo mismo que 256 granos de trigo. Las pesas se hacían de piedra tallada y pulida. La pesa más pequeña encontrada es igual a 1/16 de beqa, o 16 granos de trigo.
Hoy todas nuestras unidades de medida se basan en ciertos patrones. Y detrás de éstos hay historias interesantes, como verás.