Yo tengo un esqueleto dentro de mí. Son mis huesos. Si no tuviera huesos, no podría estar en pie, ni correr, ni doblarme, ni jugar. Sería igual que una muñeca de trapo.
Tengo huesos de muchas formas y tamaños. Los de las piernas son largos. Los de los dedos de los pies son cortos. Las costillas tienen forma curvada. Algunos huesos de mi cabeza son planos. Los huesos de mi columna vertebral se parecen a ovillos de hilo.
Hay huesos, como los de mi cabeza, que están fijos. Otros, como los de mis piernas, tienen movimiento. Por eso mis piernas pueden doblarse y se mueven tan bien.
Mis huesos son duros. Pero no son tan fuertes por dentro como por fuera. Por dentro los huesos tampoco están tan apretados, y hay muchos huecos entre las células.
Algunos huesos, como los de mis piernas, tienen un hueco como los tubos. Por dentro del tubo pasa la medula o tuétano. La medula está formada por un tejido, grasa, pequeñas venas y arterias, y células que fabrican nuevas células para la sangre de mi cuerpo.
Cada día se agregan nuevas células a mis huesos, y éstos crecen y se vuelven más largos.
Mis dedos
Mis dedos se doblan