El niño superdotado

Los pedagogos han discutido mucho lo que significa hablar de un niño “excepcional” o superdotado. El término “superdotado” se aplica a aquellos niños que se clasifican con puntuaciones altas en las pruebas de inteligencia. Pero el significado del término se ha ampliado. Actualmente muchos educadores lo aplican a niños que destacan en las artes, las ciencias u otras partes del conocimiento o actividad tales como la mecánica o el liderato social. Incluso en aquellas ocasiones en las que solamente se usan los tests de inteligencia como medida, los expertos no están de acuerdo en la puntuación que debe alcanzar un niño para que se le considere superdotado. Por ejemplo, algunas escuelas o cursos especiales para niños inteligentes requieren que el candidato posea un coeficiente de inteligencia de 120. Otras lo exigen superior a este mínimo. El mínimo medio más frecuente es el de 130.
Las valoraciones de las pruebas de inteligencia no pueden usarse para predecir detalladamente una respuesta altamente creativa. De hecho, si para fijar los límites de talento excepcional se usara el coeficiente de 130, la mayoría de los niños realmente creativos se deberían dejar de lado. De todos modos el niño excepcional debe ser valorado por sus realizaciones. De acuerdo con esto, en las escuelas se emplean tácticas especiales para descubrir el talento creativo y permitir la identificación de los niños poseedores de un gran potencial de creatividad.
El niño superdotado, de acuerdo con una de sus mejores definiciones, es el que en cualquier clase de trabajo altamente apreciado por la sociedad,
es capaz de dar mejores resultados que los demás niños de su misma edad. De este grupo privilegiado de niños excepcionales destacarán los ciudadanos prominentes del futuro, artistas, científicos, filósofos, juristas, hombres de estado y hombres de negocios.

Características de los niños superdotados
Algunas personas creen que el niño excepcional es un ser pequeño, enfermizo, con gafas, introvertido y tímido que se comporta de manera diferente a los demás niños. Esto no es verdad, ya que la mayoría de las veces, el estudiante que rebasa el nivel mental medio, también rebasa el promedio físico. Generalmente aprende a mantenerse erecto, a caminar y hablar antes que los otros niños. Sabe manejar los objetos mucho antes y de pequeño ya construye casas con bloques de madera o cartón. En general el niño superdotado se halla bien asentado socialmente. Estas son algunas de sus características:

■ Temprano y cuidadoso uso de un vocabulario más extenso que el del niño medio.
■ Uso temprano de las frases.
■ Interés y comprensión del calendario y el cálculo de la hora.
■ Observación aguzada y capacidad poco usual de recordar hechos.
■ Curiosidad insaciable.
■ Atracción, en edad temprana, hacia los libros con viñetas y dibujos.
■ Capacidad para una intensa y extensa atención.
El término “niño superdotado” puede aplicarse al que destaca muchísimo en el campo de las artes creativas.
■ Pronto descubrimiento e interés en las relaciones de causa y efecto.
■ Temprana adquisición de los dones del lenguaje.
■ Prematuro interés y capacidad para la lectura.

El término “niño superdotado” puede aplicarse al que destaca muchísimo en el campo de las artes creativas.

El niño intelectualmente excepcional aprende a leer muy pronto y a menudo durante los años preescolares. Es tan rápido leyendo, que normalmente puede dominar el nivel de su grado escolar en la mitad de tiempo que necesitan los demás niños de su clase. Cuando llega al cuarto o quinto grado de enseñanza primaria, ya puede efectuar el trabajo de un estudiante de enseñanza secundaria.

Cómo identificar un niño superdotado
Las pruebas de inteligencia son el medio más efectivo para descubrir al niño con un alto nivel de inteligencia abstracta. Sin embargo tales pruebas no son infalibles. Y la razón radica en que los tests de inteligencia no siempre proporcionan un análisis adecuado de las capacidades de los niños de familias pobres o necesitadas. Tampoco tienen en cuenta las diferencias de fondo cultural. Y, desde luego, no pueden identificar las potencialidades para la expresión creativa en la música, el arte, el teatro o la literatura. Es mucho más fácil reconocer a los niños con
capacidad prominente para las matemáticas, la mecánica o el liderato social.
Es por esto que es aconsejable reconocer como superdotado a cualquier chico cuyas realizaciones en el campo de cualquier actividad humana de interés sean sobresalientes. La escuela y el hogar deberían dar oportunidades para que el niño pudiera desarrollar esta capacidad.

El niño superdotado en la escuela
Desde un punto de vista ideal, el programa escolar de un estudiante superdotado debería prepararse especialmente de acuerdo con su rápido ritmo de aprendizaje. Las escuelas deberían reconocer las capacidades especiales de estos niños y elaborar un sistema estimulante y exigente que fuera variado y amplio para interesar al niño y fomentar al máximo su desarrollo. Desgraciadamente muchas escuelas no pueden establecer o no establecen programas especiales para los niños superdotados. Sin embargo actualmente un creciente número de escuelas están preparando programas especiales para medir la expresión creativa.
Unas pocas escuelas aceptan solamente niños excepcionales. En ellas todas las clases y trabajos son programados a la medida de la masa de los estudiantes. La mayoría de las escuelas, en cualquier caso, aceptan todo tipo de niños, los superdotados, los normales y los que se hallan por debajo del promedio. En estas escuelas los niños superdotados tienen también oportunidad de realizar experiencias estimulantes y desarrollar sus potenciales creativos. Algunas escuelas, por ejemplo, ofrecen al niño superdotado oportunidades para que aprenda una segunda lengua en la escuela elemental, descubra nuevos y variados medios de resolver problemas de matemáticas, efectúe trabajos especiales, desarrolle intereses y cualidades individuales o lea mucho sobre variados temas.
Otras escuelas recurren, con éxito, a la separación parcial de los niños superdotados. Con este sistema los estudiantes de la escuela elemental que poseen un alto coeficiente de inteligencia pasan parte de su día escolar en la clase y el resto del día en talleres donde investigan y profundizan según sus deseos personales o toman parte en alguna actividad de grupo. Los colegios de enseñanza media tienen clases especiales de ciencias, literatura, matemáticas y otras materias que ofrecen estímulo e interés para los estudiantes de talento. Existen colegios de enseñanza media en los que un estudiante avanzado puede asistir a cursos que le conferirán conocimientos semiuniversitarios.

Más estudio en menos tiempo
Son obvias las ventajas que el aprendizaje acelerado proporciona a un niño de talento extraordinario. Progresa a través de sus años escolares a un ritmo tan rápido que alcanza un estadio productivo en época temprana. Además, el estudiante se siente así estimulado e interesado y pondrá más esfuerzo en su empeño. No se aburre, porque acepta el trabajo como un reto a sus posibilidades.
En algunas escuelas graduadas los niños excepcionales saltan cursos para alcanzar su auténtico nivel escolar. Los padres a veces se preocupan creyendo que sus hijos van a tener problemas ajustándose socialmente con compañeros de clase de más edad. También temen que su hijo se halle en desventaja físicamente, en especial en la educación física y en los deportes.
Generalmente saltar cursos es justificable. De todos modos sólo es recomendable después de un estudio minucioso de la aptitud mental, física social y emocional del niño. Este estudio debe incluir también el tipo de clase en la que el alumno va a ser integrado.
Las escuelas no graduadas permiten una aceleración normal de los estudios. Los alumnos están divididos en grupos de acuerdo con sus posibilidades y no por la edad. El niño avanza de grupo en grupo para cada asignatura; las enseñanzas que recibe están basadas en la medida de sus posibilidades. El niño de talento avanza rápidamente y quizá podrá desarrollar en tres los cuatro primeros años escolares.
Algunas escuelas ofrecen a sus niños un sistema de lectura individualizado en el que se puede escoger entre una gran variedad de temas y avanzar en estas lecturas de acuerdo con los gustos y aptitudes personales. La aproximación experimental al lenguaje también ayuda a reconocer el rápido desarrollo de las aptitudes lingüísticas del niño superdotado.

La función de los padres
Los padres de un niño superdotado podrán tratar con éxito los problemas que se planteen si conocen el proceso de desarrollo de este tipo de
niños. Un niño superdotado de seis años cuya edad mental es la típica de un niño de nueve o diez años, puede ser superior en ciertos aspectos a otros niños de seis años en desarrollo físico y mental. Con todo, existe a veces un abismo entre su desarrollo mental y el social, emocional y físico. Quizá sabrá decir lo que significan las palabras “lealtad” y “cooperación” pero no sabrá cómo ser leal y cooperativo. Necesita comprensión y consejo para convertir el lenguaje en algo real.
Como todos los demás, el niño con aptitudes excepcionales necesita seguridad, afecto, estímulo, reconocimiento y cariño por parte de unos padres comprensivos. Precisa la perspicacia de los padres para sustentar las excepcionales condiciones del niño y ayudarle a desarrollarlas armoniosamente. Algunos niños no desarrollan totalmente sus condiciones a causa de que intensas emociones o cierto sentimiento de inseguridad habidos en su casa, les imposibilita el cultivo de sus aptitudes. Los padres de los niños superdotados no deben explotar el talento y condiciones excepcionales de su hijo, pero sí deben aceptar el hecho y animarlos. Leer en voz alta, antes de que aprenda por sí mismo es un buen estimulante. Algunos niños superdotados aprenden a leer por su cuenta antes de ir a la escuela; hace falta animarlos a continuar de ese modo. De todas maneras los padres pueden y deben continuar leyendo a su hijo en voz alta incluso después de que el niño haya aprendido a leer. Al crecer, el niño superdotado irá mostrando intereses cada vez más amplios. Los padres han de ayudarle a satisfacer estas inquietudes y perseverar en este empeño.
A los ocho o nueve años, el niño intelectualmente excepcional generalmente lee muchos libros y maneja enciclopedias y diccionarios. Quizás le guste leer temas especiales tales como astronomía, historia o fotografía. O tal vez sea un coleccionista entusiasta de mariposas, de minerales, monedas o sellos postales. Los padres deben procurar que en la casa existan libros y revistas que traten de sus aficiones e inclinaciones especiales. Y también es preciso encaminarle para que acuda a la biblioteca de la escuela o a las bibliotecas públicas. Conviene también hablar con el niño acerca de sus libros favoritos y de sus descubrimientos personales. Algunos de estos descubrimientos serán sobre sí mismo u otra gente. Siempre apreciará el poder compartirlos con alguien de su familia.

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