Salud y seguridad

El médico intenta calmar los temores del niño con su trato amistoso y atento. Las visitas periódicas crean una relación de confianza entre el médico y el niño.

Uno de los mejores sistemas para mantener al niño en perfecto estado de salud es llevarlo periódicamente al médico, quien controlará su desarrollo y lo inmunizará contra posibles infecciones. El médico puede prever ciertos problemas
o tratar otros menores antes de que lleguen a tener mayor importancia. Puede descubrir características específicas del niño, tales como la alergia a un medicamento determinado.
El niño crece y se desarrolla tan continua y

rápidamente que durante los seis primeros meses es necesario llevarlo al médico casi mensualmente. Después se podrán espaciar estas visitas. A partir del medio año sólo hace falta visitar al médico cada dos meses y de uno a dos años, cada tres o cuatro meses.
Las vacunas
El recién nacido debe ser vacunado contra la difteria, la tos ferina, el tétanos, la poliomielitis, el sarampión, la rosa y la viruela. La administración de estas vacunas se hace por medio de una inyección, excepto la de la poliomielitis que debe ser ingerida por vía oral. La vacuna del sarampión y la de la varicela suelen inocularse en una sola dosis. Las vacunas trivalentes como la del tétanos, tos ferina y difteria suelen darse en tres dosis espaciadas. La vacuna de la poliomielitis se suministra aproximadamente al mismo tiempo que la trivalente. La vacuna de la viruela suele darse cuando el niño tiene ya cerca de un año.
El recién nacido debe ser vacunado tan pronto como sea posible, ya que puede contraer alguna de estas enfermedades infecciosas que, como por ejemplo la tos ferina, son mucho más graves en niños de corta edad. También es importante saber que cuanto más pequeño sea el niño, más difícil será que recuerde las vacunaciones como experiencias desagradables.
El tema será tratado más ampliamente en la Guía Médica: Difteria, Vacunación, Sarampión, Poliomielitis, Inyecciones, Viruela y Tétanos.
Enfermedades corrientes y sus síntomas
Durante los primeros años de su vida, el niño tendrá el estómago y los intestinos muy sensibles a cualquier alteración. Algunos niños vomitan o tienen diarreas en casi todas sus enfermedades, por ejemplo, resfriados, dolor de oídos, infecciones intestinales y otras enfermedades más serias. Mientras el niño es pequeño, estos vómitos y diarreas pueden ser más graves. Es posible que le produzcan deshidratación y en ese caso será necesario ingresarlo en un hospital.
La mayoría de los recién nacidos efectúan sus necesidades de 3 a 8 veces al día y en poca cantidad, en forma de masa blanda y pastosa. Esto no es diarrea. La diarrea es un desorden intestinal que se caracteriza por deposiciones

frecuentes y líquidas. A veces la causa de la diarrea se debe a un exceso de azúcar, demasiado líquido o a un biberón demasiado concentrado. Poco azúcar, poca agua y un biberón demasiado diluido pueden ser causa de estreñimiento. La madre que cría a su hijo, debe cuidar su propia dieta. Los alimentos que causan diarreas a la madre, tienen el mismo efecto en el pequeño.
Si se presenta una diarrea sin vómitos hay que tomar las siguientes medidas:
No dar al niño fruta, verdura ni carne.
Si la madre cría a su hijo tiene que averiguar el alimento que ha sido la causa de su diarrea y rápidamente debe dejar de tomarlo.
Si el lactante toma biberón, es conveniente darle leche hervida y desnatada, mezclada con agua a partes iguales.
Otros buenos recursos son el té flojo, el caldo o las sopas suaves de gelatina líquida, la cerveza

de jengibre suave o cualquier otro líquido flojo, alternándolo con la leche.
En este caso si el lactante tiene hambre, los mejores alimentos son la harina de arroz, el plátano aplastado y el puré de manzana. A este menú, si el niño ya no es tan pequeño, se pueden añadir patatas chafadas, huevos duros y requesón.
Si el niño sólo vomita, o vomita y además tiene diarrea, es mejor darle sólo una cantidad mínima de alimento (30 cc). Si los vómitos y la diarrea duran más de 6 a 12 horas es mejor llamar al médico.
(Este tema se trata más ampliamente en la Guía Médica, en los artículos sobre diarrea, vómito y deshidratación).

Aquí resumimos las enfermedades más corrientes que se suelen dar en un niño hasta los 18 meses. Cada enfermedad está detallada por separado en la Guia Médica.
Síntomas
Resfriados
Dificultad para alimentarlo.
nariz que destila.
Cólicos
El niño llora, tiene gases
y el estómago duro y plano.
Costras
Manchas blanquecinas
en el cuero cabelludo, pupas grasientas en el cuero cabelludo.
Irritaciones
por el pañal Pústulas y costras.
Dolor de oídos
Fiebre, irritabilidad,
se toca las orejas, llora cuando se le mueve, vuelve la cabeza.
Eccema
Erupción que causa comezón,
generalmente en la zona interior de los codos y parte posterior de las rodillas.
Hernia
Bulto en la parte inferior
del abdomen.
Salpullido
Erupción rosada, localizada
principalmente en los pliegues de la piel.
Rubéola
Fiebre: una leve erupción.

Accidentes

Solamente en los Estados Unidos a causa de accidente cada año mueren 15.000 niños menores de 15 años. Ningún tanto por ciento de muertes debidas a otras causas es tan elevado.
Una de las tareas principales de los padres es estar alerta ante los peligros que un niño puede ignorar. Nunca hay que dejar el niño solo cerca de la bañera. Puede ahogarse aunque sólo haya muy poca agua o puede abrir el grifo del agua caliente y quemarse. En la cocina los peligros son principalmente el agua caliente, los platos calientes y el horno. El niño puede llegar gateando, levantarse y coger una cacerola echándose encima todo su contenido. Es preciso poner rejas para cubrir los accesos de las escaleras, e impedir que pueda escaparse a la calle.
Los medicamentos son los venenos que están más al alcance del niño y la aspirina es el principal. Le siguen en peligrosidad los artículos de limpieza (la mayoría en el baño); los cosméticos (en los estantes del dormitorio), pinturas y barnices; insecticidas, gasolina y carburantes. Para evitar estos accidentes es conveniente tomar las siguientes medidas:
Averiguar cuáles son los objetos potencialmente venenosos.
Guardar los productos químicos, venenosos y medicamentos fuera del alcance del niño.
Después de usarlo devolver inmediatamente el medicamento a su lugar habitual.
No guardar bajo ningún concepto sustancias venenosas o inflamables en recipientes que antes contenían alimentos y bebidas. Podría dar lugar a un error irreparable.

Juguetes

Ya que todos los niños chupan sus juguetes, éstos deberían tener superficies planas y ser lavables. Los cantos agudos y las partes movibles, como ojos, pompones y campanitas pueden ser peligrosos.
Los amigos y los parientes, llenos de buena intención, ofrecerán al niño sonajeros de muchas piezas y objetos complicados para adornar la cuna y el cochecito, pero los padres deberán elegir aquellos objetos que no presentan ningún peligro y son adecuados para la edad de su hijo. Si es preciso repintar algún juguete nunca hay que usar pintura que conteñga plomo porque puede ser venenosa.
Los juguetes sencillos son los mejores: sonajeros irrompibles, anillas de goma, muñecas y animales de trapo, plástico o goma, cucharas y tazas, sartas de bolas, botes de papilla y, naturalmente, juguetes que floten para el baño.

Los niños se sienten felices abrazando juguetes de trapo. Es preciso asegurarse de que no pueden tragarse ninguna parte suelta del juguete.
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