El servicio de correos lleva los envíos a los más apartados lugares del mundo. Así, las cartas, los periódicos y revistas, los libros y cualquier otro tipo de paquetes pueden llegar a su destino sin que el que los envía se tenga que preocupar de otra cosa más que de pagar los sellos.
Los sobres y paquetes depositados en los buzones públicos son recogidos por un empleado de correos que los lleva a la central; allí, se distribuyen por naciones y poblaciones y se meten en grandes sacos. Cuando han llegado a la ciudad de destino, los carteros separan los envíos por calles o zonas y los reparten a domicilio.
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