| Un momento de descanso en un batiscafo anclado en el fondo del mar. |
Te sorprenderías mucho si al mirar por la ventana vieras que pasan nadando un mero, una medusa o un calamar.
Pero cuando los investigadores submarinos contemplan los peces que pasan ante la ventana no se sorprenden. Estos hombres trabajan dentro del mar y están acostumbrados a ver toda clase de peces.
No hace mucho tiempo, algunos de esos investigadores franceses pasaron un mes bajo las aguas del mar Rojo en una estructura de acero adaptada para vivir en ella.
Un barco situado encima les proporcionaba aire, electricidad, agua fresca, comida y líneas telefónicas. Los investigadores trabajaban bajo el agua muchas horas al día. Trataban de descubrir algo más acerca de los peces y de otras cosas del fondo del mar que quizás un día sirvan al hombre para comer o para fabricar vestidos.
En este laboratorio submarino, los hombres estudiaban piedras y minerales, y en una cámara oscura revelaban las fotografías que ellos mismos habían tomado.
Estas investigaciones no constituyen más que el principio de lo que puede hacerse bajo el agua. Cada año, unos hombres exploran los océanos y mares con batiscafos, trajes submarinos o con barcas de fondo de cristal y tratan de resolver los misterios del fondo del mar.
| La mayoría de los alimentos, vestidos, medicinas y materiales de construcción se obtienen hoy en la tierra. Pero, cuando seas mayor, quizás algo de todo eso se obtenga ya del mar.
En este laboratorio submarino, los hombres estudian las condiciones biológicas de los fondos marinos.
Escafandristas y submarinistas se preparan a entrar en su «casa» submarina. | |
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