Si diriges hacia el suelo el chorro de agua a presión que sale de una manguera, verás que arrastra la tierra y forma regatas y hoyos.
Los ríos hacen lo mismo.
Nacen en las montañas y a medida que las aguas descienden cortan y excavan el suelo formando gargantas empinadas, acantilados escarpados, pozos profundos y enormes canales.
El viento también puede cortar las montañas. Lanza polvo y arena contra las rocas y desgasta las montañas.
Para dar a las montañas las formas extrañas que tienen, el agua y el viento han empleado millones de años.