Mononucleosis, Morados, Mordeduras, Picaduras, Muerte repentina, Muguet

Mononucleosis

Es una enfermedad con­tagiosa, que contraen principalmente los adultos jóvenes, adolescentes y preadolescentes. Ocurre esporádicamente o en forma de epidemias. Los médicos creen que puede ser causada por un virus. La mononucleosis también es llamada mo­ nonucleosis infecciosa y fiebre glandular.
El caso típico empieza con escalofríos, fiebre, dolor de cabeza, mareos y dolor de garganta. Los ganglios linfáticos del cuello o de otras zonas del cuerpo pueden inflamarse. El niño se siente exhausto, deprimido y tal vez pierda el apetito.
En algunos casos aparece una erupción rojiza que se extiende por el tronco y otras partes del cuerpo.
El niño que tiene mononucleosis debería guar­ dar cama, pero no necesariamente estar aislado.
Los síntomas de la enfermedad duran de dos a seis semanas, pero pueden pasar varios meses antes de que el paciente recupere su energía ha­ bitual.
Véase también Enfermedades contagiosas, Hepatitis; Ictericia; Virus

Morados o cardenales (contusiones)

Son heridas que generalmente no rompen la su­ perficie de la piel, pero lo suficientemente inten­ sas como para romper pequeños vasos sanguí­ neos subcutáneos. La sangre se extiende por las regiones vecinas y en este momento hay dolor e hinchazón. La piel se vuelve roja al principio y luego se pone negra o azul, a medida que la sangre rezuma hacia los tejidos, pero cuando va siendo resorbida hacia el torrente circulatorio, la piel de la zona afectada se toma amarilla y pos­ teriormente, de color normal.
Un morado ordinario no requiere tratamiento especial, pero aliviará al niño si se le aplican paños fríos en la zona. Los que son graves, debe­ rían ser tratados por el médico.
Las causas principales son caídas, golpes o choques contra objetos duros. Si a un niño le salen morados muy fácilmente o si éstos apare­ cen sin ninguna razón, es que la sangre del niño no coagula debidamente y se debe consultar al médico.
Véase también Coagulación de la sangre; Hemofilia

Mordeduras y picaduras.

En los niños es bastante frecuente este tipo de acciden­ tes. Normalmente requieren muy poco trata­ miento y un lavado con agua y jabón es sufi­ ciente; no obstante, las mordeduras graves pre­ cisan ser tratadas por el médico.
Mordeduras de mamíferos. La boca de losanimales contiene una serie de gérmenes que pueden provocar infecciones o alguna enferme­ dad grave como la rabia, una de las enfermeda­ des más graves que destruye las células nervio­ sas de parte del cerebro y casi siempre conduce a la muerte. El virus portador vive en la saliva de muchos animales y la enfermedad es transmi­ tida generalmente por perros, pero otros mamí­ feros como los gatos, los murciélagos, los zorros y las zorrillas pueden transmitirla también. Para prevenir la rabia se debe vacunar a los perros y gatos y al mismo tiempo informar a las autori­ dades sanitarias sobre los perros o gatos va­ gabundos.
Podrá ayudar al tratamiento el saber las cir­ cunstancias en que fue mordido el niño, ya que puede tratarse de un animal doméstico que esta­ ba vacunado contra la rabia. Las pequeñas le­ siones que no son más que un arañazo deben lavarse con jabón y abundante agua caliente y seguidamente cubrir la herida con una venda o una gasa estéril. Si se infecta, hay que llamar al médico y si la mordedura es una herida honda y puntiforme, también se consultará con él, des­ pués de lavarla con agua y jabón. Si el niño ha sido mordido por un animal vagabundo o aunque solamente haya estado en contacto con su saliva en una zona con una herida, corte o arañazo en la piel, se procederá a lavar con agua y jabón la parte afectada y se avisará igualmente al médico lo antes posible.
Si se puede capturar al animal, lo mejor es que permanezca bajo la observación de un veterina­ rio, quien determinará si estaba rabioso. Si se sospecha que lo estaba o no se ha podido captu­ rar, el niño será inoculado inmediatamente con­ tra la rabia.
La fiebre llamada de “mordedura de rata” es transmitida también por cualquier otra morde­ dura. Si un niño ha sido mordido por una rata, se le lavará la herida con agua y jabón y se llama­ rá al médico o se le llevará al servicio de urgen­ cias de un hospital.
Las mordeduras que los niños se infieren a menudo entre sí pueden ser también causa de infección grave. Se lavará la herida con agua y jabón y se llamará al médico inmediatamente.
Mordeduras de serpiente. Si el niño ha sido mordido por una serpiente, es importante saber si era venenosa, ya que si no lo era, la mordedura no es más peligrosa que la de otro animal y se procederá de igual modo, es decir, lavando la herida con agua y jabón y avisando al médico.
Cómo reconocer las serpientes venenosas. En­tre otros, los tipos más comunes de serpientes venenosas son las víboras y la serpiente coral y pueden ser identificadas porque ambas espe­ cies tienen dos espolones en la cabeza. Las víbo­ ras ostentan una excavación o cavidad a cada lado de la cabeza, entre los ojos y las aberturas nasales. La serpiente de coral presenta amplias zonas negras azulinas en forma de bandas, sepa­ radas por espacios más claros. Muchas serpien­ tes tienen un dispositivo sonoro al final de la cola.
Si no puede encontrarse la serpiente que mor­ dió al niño, se podrá intuir si era venenosa, preguntándole si la mordedura fue dolorosa y observando la zona para apreciar si se hincha, enrojece o pierde color.
La mordedura de una serpiente no peligrosa produce un dolor poco intenso, no duradero y la señal no se extiende ni hincha y si lo hace, no aumenta de tamaño. Si es venenosa, el dolor es profundo y quemante. Si la mordedura la causa una víbora, el dolor generalmente aumenta y en un período de 3 a 5 minutos se produce la hin­ chazón, propagándose a todo el cuerpo. Si la causante es una serpiente coral, el dolor no aumenta ni se produce hinchazón.
Una mordedura que deja dos marcas bien delimitadas, indica generalmente que la serpiente es venenosa. De todas maneras, la señal de la mordedura no es muy válida como signo positi­ vo, ya que puede estar disimulada por las señales de otros dientes.
Mordeduras de serpientes venenosas. Si el
niño ha sido mordido por una serpiente veneno­ sa, necesita atención médica urgente. Si no se puede recurrir inmediatamente a un médico, hay que llevarlo a un hospital. Si es posible se ma­ tará la serpiente para su identificación.
Hasta que llegue la ayuda del médico o hasta el ingreso en el hospital, hay que mantener al niño completamente inmóvil, ya que la actividad hace que el veneno se extienda más rápidamente.
Sii la mordedura ha sido en el brazo o en la pier­ na, se atará fuertemente una tira de ropa o venda en la articulación inmediatamente superior a la mordedura, desatándola durante 90 segundos cada diez minutos, a fin de evitar lesiones por falta de circulación. La aplicación de hielo sobre la mordedura, además de aliviar el dolor, dismi­ nuirá la difusión del veneno.
Si no se puede llevar al niño al hospital o el médico no acude antes de una hora y hay sínto­ mas de envenenamiento (dolor, hinchazón, entu­ mecimiento, dificultad respiratoria), se seguirán estos primeros cuidados: con un cuchillo o cu­ chilla esterilizada se practicará un corte en for­ ma de “I” o de “X” sobre cada una de las señales de la mordedura. El corte debe tener la suficiente longitud y profundidad, pero vigilando no cortar tendones o vasos sanguíneos. Seguidamente, con una jeringa se efectúa una succión sobre la zona.
En caso de no tener la jeringa y si la persona que atiende al niño no presenta ninguna erosión o llaga en la boca, se efectuará la succión con la misma, escupiendo la sangre obtenida y conti­ nuando la succión basta que ya no progrese la hinchazón y se pueda llevar al niño a un centro hospitalario.
Picaduras de insectos, arañas y garrapa­tas. La mayoría de las picaduras de insectos y arañas son más molestas que peligrosas. Se pue­ de poner en la zona de la picadura loción de cala­ mina, un cubito de hielo o unas gotas de vinagre.
Las dos arañas más peligrosas para el hombre son la hembra de la viuda negra y la araña soli­ taria. Pueden ser fácilmente transportadas por viajeros, ya que se esconden en sitios oscuros como periódicos, ropas o zapatos.
Las picaduras de estas arañas producen una sensación de quemazón, seguida de calambres abdominales, dolores en el tórax y en las piernas.
En caso de producirse, hay que llamar al médico inmediatamente.
Las garrapatas son parásitos que chupan la sangre con la boca, fijándola fuertemente a la piel de la víctima. Si el niño estuvo en una zona infestada por garrapatas, se le debe examinar completamente, sobre todo en la línea limítrofe del cabello. Unas gotas de trementina o de pe­ tróleo harán que la garrapata se suelte. También es efectivo colocar cerca del parásito una cerilla o un cigarrillo encendidos. Con cuidado, se sepa­ ra la garrapata con unas pinzas o con un trozo de papel. Si al quitar el animal, no se hace de forma completa y queda la boca u otras partes del cuer­ po adheridas a la piel, se producirán ulceraciones.
No se debe aplastar la garrapata, ya que general­ mente, éstas, transportan gérmenes que transfie­ ren a sus víctimas. La zona en la que estaba adherida, debe lavarse con agua y jabón, durante unos minutos. Si la picadura se inflama o hincha, si el niño tiene fiebre, se debilita o aparece una erupción, debe avisarse al médico.
Véase también Alergia

La araña solitaria (izquierda) y la viuda negra (derecha) tienen marcas que las distinguen.
En la primera aparece una forma de violín oscura sobre su cabeza.
La segunda tiene en su abdomen una especie de reloj de arena de color rojo o amarillo.
Para reconocer una serpiente coral se debe recordar su color distintivo (bandas rojas con bandas amarillas).
El cuerpo del crótalo diamante occidental tiene una serie de rombos marrones cuyos bordes son de color más claro.
La cobra tiene sobre su cuerpo de color claro, unas bandas más oscuras en forma de X. La cabeza es de color cobre.
La serpiente mocasín tiene manchas oscuras en su cuerpo. Cuando la serpiente crece, se hace más difícil distinguirlas.

Muerte repentina

Como su nombre in­dica, es la muerte inesperada y súbita de un niño pequeño, generalmente mientras se hallaba durmiendo. En ocasiones las causas no pueden determinarse, ni siquiera tras una autopsia. La mayoría de muertes repentinas infantiles se dan en lactantes en excelente estado de salud; se han registrado algunos casos en que existió una in­ fección respiratoria leve una o dos semanas antes.
En general no se halla nada positivo ni con­ cluyente, ya que incluso algunos niños habían sido explorados el mismo día de su muerte. Hay países en los que mueren repentinamente alrede­dor de 15.000 niños cada año; es la causa más frecuente después de la primera semana de la vida.
Las muertes repentinas ocurren generalmente entre los dos y los cuatro meses y afectan más a los niños que a las niñas, así como a los naci­ dos con un peso inferior al normal.
A pesar de que pueden ocurrir durante todo el año, las muertes repentinas son más frecuentes en el período que va de final de otoño hasta la primavera.

Algunos padres que tuvieron la desgracia de perder un hijo por muerte repentina, se sienten a menudo responsables. Estos sentimientos, aunque naturales, no tienen fundamento, toda vez que no existe ningún método para predecir o prevenir este tipo de muerte y se puede asegurar que no se debe a asfixia causada por las ropas de la cama o a poco cuidado de la persona que cuida del niño.
Cuando un niño muere repentinamente, se instaura a menudo el temor de que a sus herma­ nos les suceda lo mismo y debido a ello los padres tienden a sobreproteger a los hijos que les quedan, llenándose de temor ante el menor signo de enfermedad. No hay ninguna prueba de que sea una tendencia familiar; por el contrario, es extremadamente raro la repetición del hecho en la misma familia.

Muguet

El muguet produce manchas blancas en el interior de la boca del niño.

El muguet es una infección de la boca, causada por un hongo. En la parte interior de las mejillas, el paladar y la lengua aparecen unas manchas o placas blancas que recuerdan cuajos de leche, pero que no desaparecen bebien­do agua. Las manchas son dolorosas y dificultan la alimentación y si se frotan, sangran. Pueden acompañarse de diarrea.
Esta clase de infección no es muy rara entre recién nacidos. A menudo se contrae durante el parto, en la vagina de la madre.
Si se cree que hay motivos para pensar que el niño está en este caso, se avisará al médico, quien establecerá el diagnóstico y el tratamiento adecuados. Probablemente prescribirá medica­ mentos para empapar las placas de la mucosa bucal, después de las tetadas. Mientras se espera la llegada del médico, se le dará agua fría y her­ vida, después de mamar. El agua enjuagará la le­ che e impedirá que el hongo sobreviva.

Véase también Diarrea

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