Vacuna de la viruela
Esta debería ser inoculada a todos los niños de 1 a 2 años; no obstante el médico puede posponerla si el niño tiene una eccema o alguna erupción ya que la vacunación en estas condiciones puede producir reacciones muy violentas.
El médico coloca una gota de vacuna sobre la piel (brazo, pierna o nalgas) y efectúa unos pequeños arañazos o escarificaciones, por medio de los cuales la piel la absorbe. Al cabo de tres días aparece una pápula o roncha de color rojizo, que produce escozor. La roncha pronto se transforma en una úlcera blanca.
A menos que el niño se rasque, es conveniente dejarla al descubierto. De cubrirse, debe hacerse con una gasa estéril con el fin de evitar todo proceso séptico.
La reacción se produce del octavo al onceavo día. El niño puede sentirse enfermo, tener fiebre y perder el apetito. Cuando la úlcera se seca, forma una costra, que cae al cabo de unas tres semanas. No se debe bañar al niño hasta que la costra haya caído. Entretanto solamente se le lavará con una esponja. Si no tiene reacción alguna, es que la vacuna no ha “prendido” y es preciso vacunarlo de nuevo.
Es necesario vacunar a los niños cada cinco años. Si reaccionan como la primera vez, es señal de que ha desaparecido casi totalmente la inmunización. En caso contrario, la reacción no es tan intensa y solamente aparece una pápula pequeña que dura pocos días y desaparece sin dejar ninguna señal.
La viruela puede hacer presa en un niño que no haya sido vacunado nunca o en el caso de que hayan trascurrido muchos años desde la última vacunación.
Se propaga por un virus a través del contacto directo con la tos o mucosidades de un enfermo de viruela, con el pus de sus úlceras o con objetos que haya usado (pañuelos o ropas). La enfermedad empieza con escalofríos, fiebre, vómitos, dolor de cabeza y dolor de espalda. La temperatura puede llegar a los 39° C o sobrepasarlos. La boca y la garganta se ulceran.
Al cabo de tres o cuatro días aparecen manchas rojas, primero en la cara y en las manos, luego en el tronco y en las piernas. Más tarde estas manchas se transforman en úlceras purulentas. Cuando se recupera, la fiebre disminuye y las úlceras se secan y forman costras.
Si se sospecha que un niño ha contraído la viruela, se debe avisar inmediatamente al médico.
Vacunación
véase Enfermedades contagiosas; Inmunización; Inyecciones; Virus
Vaporizaciones
véase Humidificación
Varicela
Es una enfermedad extremadamente contagiosa, producida por un virus. El primer síntoma es una erupción en el pecho y la espalda, que se extiende rápidamente al resto del cuerpo. La erupción pasa en breve tiempo a formar pequeños granos y más tarde pequeñas ampollas o vesículas, que en pocas horas se rompen y convierten en costras. Nuevamente aparecen otros granitos mientras los anteriores se convierten en ampollas. Este proceso dura unos tres o cuatro días. Las pequeñas ampollas o vesículas se secan hacia el quinto o séptimo día y la mayoría de las costras caen hacia el décimo día aunque algunas pueden permanecer hasta el vigésimo.
Comúnmente, el estado general del niño es bueno y no se halla muy abatido, aunque a veces pueda presentar una ligera fiebre. En este caso se administrará aspirina a las dosis adecuadas a su edad. Algunos niños tienen vómitos, dolores de espalda y de cabeza.
La varicela se da en niños en edades comprendidas entre los 2 y los 8 años, pero puede observarse también en recién nacidos. En este caso, se precisará una mayor vigilancia médica.
Durante el período de la erupción, debe vigilarse que el niño no se rasque, ya que si lo hace, las ampollas se pueden infectar fácilmente, lo que ocasionaría cicatrices posteriores. Para prevenir éstas, se cortarán las uñas al máximo y se lavarán las manos, al menos tres veces diarias. Los baños con agua, a la que se añadirá una o dos cucharadas de sal, efectuados una o dos veces al día, aliviarán el picor. Si éste es muy intenso, se comunicará al médico, quien podrá recetarle alguna medicación para mejorarlo. También se le consultará si alguna de las vesículas se infecta.
La varicela aparece a los 14 ó 21 días después de que el niño ha sido contagiado y podrá volver al colegio al cabo de una semana después que la
enfermedad se hizo aparente. El período contagioso comprende desde un día antes de que aparezcan los síntomas, hasta que las vesículas se han transformado en costras. Una vez pasó la enfermedad, el niño queda inmunizado.
Los niños que padecen otra enfermedad grave como la leucemia, o los que reciben tratamiento con corticoides o radioterapia, deben ser cuidadosamente protegidos de la varicela, ya que ésta originaría complicaciones muy graves.
Véase también Enfermedades contagiosas; Virus
Vendaje
véase Cortes y rasguños; Hemorragia; Primeros cuidados
Venenos y envenenamiento.
Cada año se envenenan accidentalmente muchos niños. En los Estados Unidos, por ejemplo, unos 500.000. De éstos unos 500 aproximadamente mueren o enferman tan gravemente que es necesario hospitalizarlos.
Tratamiento de los envenenamientos: Seguidamente enumeraremos las pautas que se deben seguir si un niño ha ingerido algún veneno y se sabe cuál es.
■ Se le dará el antídoto apropiado. A menudo, en los mismos botes se indica el antídoto que corresponde. Se puede usar el cuadro que hay a estos efectos. Sin embargo, no se le darán nunca líquidos a un niño inconsciente, aunque formen parte del antídoto.
■ Se le provocarán vómitos sólo cuando el antídoto lo exija, pero no se hará cuando esté preso de convulsiones o inconsciente.
■ Se llamará al médico o se llevará al niño al hospital más cercano, llevando consigo el frasco con la etiqueta, para que el médico pueda determinar de qué veneno se trata y si es posible la cantidad que ha tomado.
Si el niño ha ingerido algún veneno, pero no se sabe cuál es, se hará lo siguiente:
■ Se llamará al médico.
■ Si no se puede comunicar inmediatamente con el médico se avisará al servicio de urgencia, donde pueden informar de los primeros auxilios que se deben efectuar en el caso determinado que se les consulta.
■ Si no hay posibilidad de efectuar las anteriores medidas, se le llevará rápidamente al hospital más cercano.
Si se sorprende al niño comiendo o bebiendo alguna cosa que no se sabe si es venenosa, se recordará siempre que toda sustancia desconocida es un veneno potencial. Se llamará al médico o al servicio de urgencia para averiguar si es venenosa y en tal caso, el antídoto que debe administrársele.
Los síntomas de envenenamiento no siempre son evidentes inmediatamente, pero incluyen las convulsiones, la diarrea, la palidez, el rubor, las náuseas y los vómitos. Si ha ingerido un veneno corrosivo puede tener la boca y la lengua quemadas. Las aspirinas y los tranquilizantes pueden adormilarlo o sumirlo en la inconsciencia.
Cómo se envenenan los niños: La cocina, el baño, el garaje, el sótano y los dormitorios son lugares propicios a los envenenamientos. En los estantes de la cocina y el baño (fácilmente accesibles a los niños) a menudo se almacenan artículos de limpieza, disolventes e incluso insecticidas. Los botiquines del baño contienen píldoras y cosméticos. Las mesitas de noche de los dormitorios contienen tranquilizantes, pastillas contra el insomnio y aspirinas. Todos estos medicamentos pueden matar a un niño si los toma en cantidad suficiente.
El gusto u olor de una sustancia raramente impedirá el comerla o bebería. El niño que inquieta a su madre rechazando un vaso de leche o una naranjada, beberá con gusto tinta, queroseno o gas líquido para encendedores.
Los niños son capaces de beber o comer cola, minas de lápiz, pinturas, disolventes, tabaco, cerillas, pastillas para adelgazar, trementina, cosméticos e incontables sustancias de uso corriente, que pareciendo inofensivas, pueden ser dañinas.
Los medicamentos son la causa principal de todos los envenenamientos y entre todos ellos, la aspirina es la que origina más accidentes. Si un niño se traga varias aspirinas para adultos o engulle gran número de aspirinas infantiles, corre un peligro grave.
COMO SE PROVOCA EL VOMITO
■ Administrar jarabe de ipecacuana, diluyendo una cucharada en medio vaso de agua, o bien
■ Introducir el dedo hasta tocar la parte posterior de la garganta, aguardando hasta que sobrevengan náuseas, o bien
■ Administrar una cucharada de mostaza en medio vaso de agua, o bien
■ Mezclar tres cucharadas de sal en un vaso de agua caliente.
■ Cuando se trata de provocar el vómito, se debe hacer tender al niño sobre su estómago en una cama, con la cabeza colgando del borde. También puede echarse boca abajo sobre las rodillas de la persona que lo atienda, impidiendo así que aspire lo vomitado y vaya hacia sus pulmones. Se colocará un recipiente bajo su cabeza, con el fin de recoger el vómito y poderlo mostrar al médico, quien quizás quiera analizarlo para poder determinar el tipo de veneno que el niño ha ingerido.
ANTIDOTOS PARA VENENOS EXTERNOS
■ Si un niño entra en contacto con ácidos fuertes, álcalis u otras sustancias corrosivas, se le debe quitar inmediatamente la ropa contaminada, limpiando en seguida con abundante agua la zona de piel afectada. Si el veneno es oleoso y no se va con agua, se utilizará jabón y agua caliente, frotando vigorosamente y aclarando luego. A continuación se llamará al médico o se llevará al niño a la sala de urgencias de un hospital.
■ Si el veneno salpica el ojo, se le mantendrá éste abierto mientras se le aplica un chorro de agua limpia, durante varios minutos. Se llamará después al médico o se llevará al niño a la sala de urgencias de un hospital próximo.
Los productos de limpieza ocupan el segundo lugar en la lista de envenenamientos. Artículos para la limpieza de metales, de la cubeta del inodoro, ceras y barnices para el suelo y los muebles, blanqueadores y amoniaco, son productos que se usan diariamente y que frecuentemente están al alcance de los niños. Muchos padres no se dan cuenta o ignoran los avisos insertados en las etiquetas de estos artículos. Los jabones y detergentes frecuentemente se guardan en armarios bajos, donde un niño puede llegar con facilidad, y lo mismo ocurre con barnices de
muebles, pulidores para el suelo y ceras. Muchos padres no se dan cuenta de que el disolvente tipo queroseno que se encuentra en todos estos productos es un ingrediente extremadamente peligroso. Los insecticidas, herbicidas y raticidas también causan envenenamientos y tragárselos no es la única manera de envenenarse. Algunos pueden ser absorbidos por la piel y la inhalación prolongada de sus vapores puede ser peligrosa. Se deben leer las indicaciones para su uso y almacenamiento.
Prevenir los envenenamientos: Una manera de proteger a los niños pequeños es mantener las sustancias perjudiciales fuera de su vista y alcance. Cuando crezcan se les enseñará que es peligroso comer, beber y oler toda clase de líquidos y polvos extraños que puedan encontrar en la casa o sus alrededores. Se les explicará que cuando vean algo desconocido, es mejor preguntar qué es. Se debe recordar siempre que la curiosidad forma parte del desarrollo normal de un niño. A pesar de las enseñanzas, se les debe vigilar estrechamente.
Para eliminar los peligros del hogar, se seguirán estas instrucciones:
■ Arrojar las píldoras sin usar y las medicinas líquidas al inodoro. No se tirarán a la basura, porque allí pueden encontrarlas los niños.
■ Guardar las medicinas después de su uso. No se dejarán al alcance de los niños.
■ Cuando el niño esté enfermo, no se le hablará de los medicamentos como si fueran caramelos para que los ingiera sin poner dificultades. Es en extremo peligroso que un niño confunda las medicinas con bombones o caramelos.
■ No poner los productos de limpieza en tazas, vasos, botellas o botes de comida.
■ No abandonar en cualquier lugar los trapos de limpieza o esponjas empapadas de barnices para muebles u otros líquidos limpiadores.
■ No dejar nunca un producto venenoso a medio guardar. Se dejará sonar el teléfono o el timbre de la puerta hasta que el veneno se halle en lugar seguro.
■ Comprobar periódicamente que no existen venenos al alcance de los niños.
■ No guardar productos venenosos y alimentos en el mismo armario.
Véase también Accidentes; Botiquines; Coma; Convulsiones; Eméticos; Mordeduras y picaduras; Nutrición; Recetas; Respiración artificial; Vómitos; Zumaque venenoso.
Antídotos para envenenamientos internos
Acidos. No se provocará el vómito.
Se administrarán unos 30 g de leche de magnesia en un vaso grande de agua.
Alcalis. No se provocará el vómito.
Se administrarán dos cucharadas de vinagre diluidas en dos vasos de agua, seguidas de la clara de dos huevos frescos ó 60 g de aceite de oliva.
Alcohol. Se administrará un vaso de leche y se provocará el vómito. Se mezclará una cucharada de sosa en un cuarto de litro de agua caliente y se dejará que el niño beba lo que quiera.
Amoniaco. Véase Alcalis.
Aspirinas y tabletas para dolor de cabeza.
Se administrará un vaso de leche.
Se provocará el vómito. Se mezclará una cucharada de bicarbonato de sosa en un vaso de agua caliente, dejando al niño que beba lo que quiera. Barbitúricos. Si el niño está consciente, se le inducirá a vomitar. Se le darán dos cucharadas de sales de la Higuera en dos vasos de agua, seguidas de un café cargado o una bebida a base de cola y se tratará de hacerle andar. Si está inconsciente, se le mantendrá con calor hasta que llegue el médico o hasta su ingreso en un hospital, practicándosele la respiración artificial si fuera preciso. Codeína. Si el niño está consciente, se le dará un vaso de leche, seguido de dos cucharadas de sales de la Higuera diluidas en dos vasos de agua. A continuación se le dará un café muy cargado y se procurará que se mantenga en movimiento. Si está inconsciente, se le mantendrá con calor hasta que llegue el médico y si es necesario se le practicará la respiración artificial. Colonia. Véase Alcohol.
Detergentes. Véase Petróleo, derivados del. Envenenamiento por comida. Se provocará el vómito y se administrarán dos cucharadas de sales de la Higuera en dos vasos de agua. Estimulantes (amfetaminas). Se administrará un vaso de leche y se provocará el vómito. Gasolina. Véase Petróleo, derivados del. Jarabes para la tos. Véase Codeína.
Lejía. Véase Alcalis.
Limpiadores de desagües. Véase Alcalis. Loción de afeitar. Véase Alcohol.
Monóxido de carbono. Se llevará al niño al aire libre, practicándosele la respiración artificial si fuese necesario.
Petróleo, derivados del. No se debe provocar el vómito. Se administrará un vaso de agua o leche, seguido de 60 g de aceite vegetal.
Queroseno. Véase Petróleo, derivados del. Quita esmalte de uñas. Véase Alcohol. Tabletas para el resfriado. Se administrará un vaso de leche y se provocará el vómito.
Se mezclará después una cucharada de bicarbonato de soda en un vaso de agua caliente y se hará que el niño beba toda la que pueda.
Tranquilizantes. Véase Barbitúricos. Trementina. Véase Petróleo, derivados del. Venenos contra insectos y ratas.
Con arsénico. Se administrará un vaso de leche y se provocará el vómito.
Con DDT. Se provocará el vómito y se administrarán dos cucharaditas de sales de la Higuera diluidas en dos vasos de agua. Con estricnina. Se administrará un vaso de leche. Se provocará el vómito y se practicará la respiración artificial si fuera necesario, dejando quieto al niño.
Con fluoruro de sodio. Se administrarán dos cucharadas de leche de magnesia y un vaso de leche. A continuación se provocará el vómito.
Con fósforo. Se provocará el vómito y se administrarán 100 g de aceite mineral.
En ningún caso, vegetal ni animal.
A continuación se administrarán 100 g de peróxido de hidrógeno.
Finalmente, se mezclará una cucharada de bicarbonato de sosa en un vaso de agua caliente, haciendo que el niño beba todo lo que pueda.
Yodo. Se mezclará almidón de maíz o harina con agua, hasta formar una pasta espesa, que se dará al niño. Se diluirán 50 g de sal en un vaso de agua caliente. Se le hará beber al niño hasta que vomite un líquido claro. Finalmente, se le dará un vaso de leche.
Plantas venenosas
Antídotos para plantas
(Notifíquese al doctor si ha ingerido una de las siguientes plantas)
Caña de Jimson. Los frutos son venenosos. Se provocará el vómito. Cerezo. Las hojas y ramitas son venenosas. Se provocará el vómito. Poinsetia. El jugo de las hojas, tallo, flores y frutos es venenoso. Se administrará leche y unos 50 g de aceite mineral o vegetal. Glicina. Las simientes y vainas son venenosas. Se provocará el vómito. Ranúnculo. Todas las partes son venenosas, especialmente el jugo. Se administrarán uno o dos vasos de leche y 60 g de aceite vegetal o mineral. Hongos venenosos. Todas las partes pueden ser venenosas. Se provocará el vómito. Después se darán dos cucharadas soperas de sal de la Higuera en dos vasos de agua. | Jacinto. El bulbo es venenoso. Se provocará el vómito. Lirio cárdeno. Las hojas y rizomas son venenosos. Se provocará el vómito. Lirio de los valles. Las hojas, flores y raíces son venenosas. Se provocará el vómito. Muérdago. El fruto es venenoso. Se provocará el vómito. Narciso. El bulbo es venenoso. Se provocará el vómito. Patata. Las manchas verdes llamadas «de sol» y los brotes de los tubérculos de patata son venenosos. Se provocará el vómito. Ricino. Todas las partes, especialmente la raíz, son venenosas. Se provocará el vómito. Ruibarbo. Las hojas son venenosas. Administrar leche al niño y provocarle el vómito. |
Verrugas
Son pequeños tumorcitos de piel endurecida y tienden a aparecer en grupos de tres o cuatro, aunque pueden ser más numerosas o ser solitarias. La mayoría aparecen en la superficie de la mano o en la planta del pie. Los científicos creen que son producidas por un virus. Los niños deberían ser advertidos del peligro que entraña manipular las verrugas, ya que puede extenderse el virus y aumentar el número de las mismas.
Hay varios métodos efectivos e indoloros de curar las verrugas, entre los que se halla el nitrógeno líquido, los emplastos de ácido salicílico, las soluciones especiales o su cauterización por medio de la electricidad, pero es mejor que sean extirpadas por un médico.
Algunos médicos recetan técnicas de tipo hipnótico, que consisten en autosugestionar al individuo de que la verruga desaparecerá con o sin medicación al cabo de pocos meses. Casi todas las verrugas desaparecen a los dos años aproximadamente, sin ninguna clase de tratamiento.
Virus
Son organismos vivientes tan pequeños que no es posible verlos con el microscopio corriente. Son incluso menores que una bacteria y entran en el organismo a través de medios muy variados, bebidas, comidas, inhalaciones y a través de inyecciones o fisuras de la piel. Una vez en el interior del organismo, crecen dentro de las células y se multiplican invadiendo cada vez mayor número de ellas.
Los virus producen enfermedades infecciosas tales como la poliomielitis, la gripe, el sarampión, la varicela, la viruela, las paperas y el resfriado común. Los virus también pueden producir enfermedades específicas en ciertas células. Las células del hígado infectada» por un virus producen una hepatitis; las del cerebro, una encefalitis, y las de la piel, ulceraciones.
Los médicos no conocen ningún remedio verdaderamente eficaz para este tipo de enfermedades, pero algunas de ellas confieren inmunidad una vez contraídas, impidiendo que el niño vuelva a padecerlas.
Se puede inmunizar al niño recurriendo a vacunas. Estas se obtienen a partir del virus portador de la enfermedad contra la que se desea conseguir la inmunización. En el caso de que el niño contraiga alguna enfermedad vírica, el médico explicará a la madre cómo debe cuidarlo para atenuar las molestias y evitar ulteriores complicaciones.
Vista cansada, véase Hipermetropía; Miopía; Ojos, salud de los
Vitaminas
Son necesarias para la buena salud y crecimiento adecuado. Es posible proporcionar al niño todas las vitaminas que necesita (con excepción de la vitamina D en algunos casos) con una dieta equilibrada y compuesta por alimentos bien preparados.
Cada año se gastan sumas incalculables de dinero en vitaminas autorrecetadas arbitrariamente. Las madres se sienten mucho más tranquilas cuando sus hijos toman vitaminas a través de comprimidos, aunque sepan que probablemente el niño no las necesita.
Sin la guía del médico, cabe la posibilidad de darle demasiada vitamina A, D y otras. Estas vitaminas son liposolubles y se almacenan en el organismo del niño, con efectos a veces perjudiciales.
Las vitaminas actúan colaborando entre sí y al mismo tiempo con otros elementos nutritivos. La cantidad necesaria de una vitamina determinada, depende del total de las restantes vitaminas y nutrimentos almacenados en el organismo.
El contenido de los compuestos vitamínicos es obtenido mediante procedimientos varios de fabricación. Los alimentos naturales contienen elementos nutritivos desconocidos, pero esenciales.
Para proporcionar al niño las vitaminas necesarias es mejor confiar en una dieta equilibrada, excepto cuando el médico receta un suplemento de ellas.
Una vitamina que el niño no siempre toma en cantidad suficiente es la vitamina D, la cual contribuye a que el organismo absorba el calcio y fósforo que necesita, especialmente durante el desarrollo de los huesos y dientes. Los médicos y especialistas en dietética recomiendan una dosis diaria de vitamina D durante el período de crecimiento, hasta los veinte años. Hoy en día la mayor parte de las marcas de leche son enriquecidas con vitamina D. Un litro de leche contiene la cantidad diaria requerida. La exposición a la luz del sol también proporciona vitamina D. Los rayos ultravioletas del sol o de una lámpara de cuarzo actúan sobre una sustancia contenida en la piel y producen vitamina D.
El cuadro que acompaña a este apartado detalla las fuentes de procedencia de las seis vitaminas esenciales y cómo las emplea el organismo.
Vitamina | Funciones en el cuerpo | Alimentos de los que se obtienen |
A | Ayuda al desarrollo de los dientes y conserva la piel, los tejidos de revestimiento de las cavidades del cuerpo, las glándulas que producen jugos digestivos y contribuye a la visión nocturna. | Leche, crema, mantequilla, yemas de huevo, hígado, riñón, grasas, aceite de hígado de pescado, verduras verdes y amarillas, cantalupo, melocotones y alba-ricoques. |
B, (Thiamina) | Proporciona energía al cuerpo. Ayuda a conservar el apetito, la actitud mental sana y el funcionamiento normal de los músculos. | Carne magra de cerdo, visceras, judías secas, guisantes, nueces, huevos, leche, granos de cereales, pan y cereales enriquecidos. |
b2 (Riboflavina) | Permite que los carbohidratos suministren calor y energía al cuerpo. | Hígado, corazón, ríñones, semillas de cereales enriquecidos, leche, queso, huevos, y hojas verdes de hortalizas. |
C (Acido ascórbico) | Aumenta la resistencia ante la infección. Facilita la formación de los dientes y huesos. Necesaria para mantener las encías sanas y los tejidos del cuerpo. | Cítricos, tomates, melones, fresas, pimientos verdes y rojos, piña, col, bróquil, espárragos y vegetales de todas clases. |
D | Facilita la absorción de calcio y fósforo para el desarrollo de los huesos. | Peces de agua salada, leche enriquecida con vitamina D, aceite de hígado de pescado. |
Niacina | Facilita la conservación sana de la piel y de los demás tejidos del cuerpo. | Carne, aves, pescado, trigo enriquecido y completo. |
Vómitos
Son muy frecuentes en niños y lactantes. Tienen causas físicas y emocionales y las principales son:
- El tragar mucho aire al mamar o la reacción alérgica ante ciertos alimentos, como la leche de vaca.
- Cualquier enfermedad acompañada de fiebre alta, como la gripe, la pulmonía, la escarlatina, etc.
- Ciertas anomalías en la forma y posición del estómago o intestinos.
- Los desórdenes procedentes de otros órganos del cuerpo, como los riñones o los oídos.
- La ingestión de una sustancia venenosa.
- La apendicitis.
- Los viajes en automóvil, avión, tren o barco.
- Un problema de tipo psicológico, como por ejemplo, el vomitar cada mañana por temor a ir a la escuela o por un deseo de llamar la atención. Estos niños necesitan cuidados especiales.
No se deben tomar a la ligera los vómitos, por sus muchas causas posibles y porque en la mayoría de los casos es muy importante iniciar un tratamiento adecuado. Existen tres casos en particular que requieren una mayor atención médica. 1) Los vómitos acompañados de dolores abdominales (posible apendicitis). 2) Los vómitos persistentes (que pueden causar deshidratación). 3) Los vómitos de color verdoso (pueden significar que se ha producido una obstrucción intestinal y la bilis ha ascendido al estómago).
Cuando un niño vomita sin ninguna otra complicación, debe permanecer quieto sin tomar ningún alimento mientras se espera la llegada del médico. Unicamente se le ofrecerá un poco de agua o té flojo. Si continúa vomitando, no se le darán líquidos, ni siquiera agua.
Véase también Deshidratación; Dolor de estómago; Eméticos; Gripe; Mareo; Tragarse objetos; Venenos y envenenamiento
Zumaque venenoso
El zumaque venenoso origina erupciones. Si un niño pasa mucho tiempo en bosques y campos, deberá saber reconocer y evitar estas plantas.
El zumaque venenoso es como una vid o árbol enano y consta de un tallo con tres hojas planas, que tienen un color verde brillante durante el verano; cuando llega la caída de las hojas, toman un color rojizo o naranja. Junto al tallo principal, crecen tirsos de florecitas verdes cercanas a las hojas. En otoño e invierno crecen racimos de bayas de un color blanco cerúleo.
Existen diferentes clases de zumaque con las mismas características, que producen la misma enfermedad. Un tipo de zumaque que también es como un árbol enano crece en zonas pantanosas y tiene unas hojas estrechas como las del helécho y racimos colgantes de bayas blancas.
La erupción que produce se debe a un aceite elaborado por las hojas, flores, frutos, tallo, corteza y raíces de la planta. Las ropas que han estado en contacto con este aceite irritan la piel tanto como las propias plantas, por lo que deberían lavarse y limpiarse antes de volverla a usar. Los gatos y perros que han estado en contacto con la planta también pueden ser causa de la erupción y se deberán descontaminar, bañándolos.
Si se advierte que el niño ha tocado un zumaque venenoso, se le lavarán inmediatamente con abundante agua fría y un jabón suave, dos veces por lo menos, las manos y las partes de la piel que han rozado el zumaque. No se debe frotar demasiado fuerte ni usar cepillos, esponjas u otros objetos ásperos y erizados. El lavado con jabón desvanece o disminuye la irritación del aceite.
La erupción aparece unas horas o unos días después de que el niño haya tocado la planta. Al principio la piel escuece y pica y luego se inflama y termina ulcerándose. Si se rasca puede infectarse, por lo que se le cortarán las uñas. Para aliviar el escozor se sumergirá la piel afecta en agua corriente o salada (basta una cucharada de las de té, llena de sal de mesa por medio litro de agua aproximadamente) unos 20 ó 30 minutos cuatro o cinco veces al día. Se le aplicará una loción de calamina cada dos o tres horas. El médico puede recetarle medicamentos para reducir los picores.